(Todos necesitamos nutrirnos de afecto, sentirnos abrazados como ese rayo de sol en los campos, observarnos en la belleza de una exploración confluente, encender la lumbre de la palabra e iluminar el espejo de nuestras acciones, con el vocablo del abrazo en los labios).
Por Víctor Corcoba Herrero, escritor español
I.- QUITEMOS FRONTERAS PARA CONOCERNOS
No pongamos términos ni barreras,
que los sueños se construyen juntos,
uniendo pulsos y visiones entre sí,
emparejando las voces y las manos,
sin líneas divisorias que nos aflijan.
Fundidos es como se hace camino,
lo que requiere ponerse a cultivar,
un nuevo modo de mirar y de verse,
de volverse próximo con el prójimo,
y de envolverse en un mar de gozos.
Necesitamos retornar a ese paraíso,
de espíritu expansivo y auténtico,
para no caer en la línea mundana,
y poder poner los surcos en Jesús,
en sus deseos de amar y de acoger.
.II.- SIN ABANDONOS EN CAMINO
Nos circunda el desaire de no ser,
una nívea expresión de cercanía,
un encuentro hacia un orbe unido,
con un proyecto de luz para todos,
y sin ningún prototipo de descartes.
Me confunde ser un mero extraño
en el camino, aislado por los míos,
sin pasión ni compasión alguna,
por redimir y rehabilitar al caído,
para que el bien se injerte en todos.
La vida no es periodo de apatías,
sino un tiempo para encontrarse,
para conciliar la multitud de tonos
con sus mil timbres, y reconciliar
a los que sólo se ven a sí mismos.
III.- PONGAMOS CORAZÓN EN ACERCARNOS
Todo requiere que pongamos alma,
que proveamos savia en fertilidad,
removamos los puntos de contacto,
impulsemos la escucha permanente,
y así rasgaremos el ciclo de ruidos.
Nunca es tarde para recomenzar,
hay que hacerlo desde la realidad,
aprendiendo a labrar una memoria
estimulante, y asumiendo el valor
de ahuyentar el tajo de la maldad.
Cada uno de nosotros está llamado,
a ser la voz que suma y no divida,
abriendo los caminos del diálogo,
cerrando odios y aflorando amor,
que es lo que en verdad nos alienta.