Lo que parecía una amistad de años se transformó en una pesadilla para Iván Hernández Alarcón, de 31 años. Tras ser incendiado por su amigo de toda la vida, José Manuel Egoavil Portillo, Iván trató de huir, pero fue perseguido y atacado repetidamente, resultando con quemaduras graves que han dejado perplejos a todos.
Iván Hernández rompió su silencio en una entrevista con el dominical Panorama y relató los aterradores momentos del 25 de marzo, cuando su vida estuvo en juego a manos de su amigo de más de diez años. ‘Le daba risa verme quemado’, contó entre lágrimas, recordando cómo el brutal ataque casi le cuesta la vida. El joven jamás imaginó que su compañero más cercano se convertiría en su agresor.
Sobrevive al infierno: Ivan compartió su desgarradora experiencia.
Las autoridades han iniciado una investigación en torno al escalofriante caso de Hernando, quien fue brutalmente atacado por su amigo, José Manuel Egoavil Portillo, en un acto de traición que pudo costarle la vida. Según el relato de la víctima, la noche comenzó con una cerveza compartida en la vivienda de su compañero, pero todo dio un giro aterrador cuando, al intentar retirarse, su amigo lo impidió y le prendió fuego. Hernando luchó por su vida, sofocándose y corriendo hacia la ducha para intentar apagar las llamas, pero la pesadilla continuó cuando el agresor, lejos de ayudar, lo manipuló aún más. ‘Él me decía que solo abriría el caño si yo aceptaba que había sido un accidente’, relató el padre de la víctima. Hernando, devastado, expresó su frustración al ver cómo sus sueños se desmoronaban: ‘No puedo entender cómo alguien podría hacerme esto.

La oscura realidad, sale a la luz
Fue gracias a la intervención de su madre, quien rápidamente lo llevó al hospital, que Iván pudo contar la verdad. En su lecho de recuperación, reveló a su padre el horror vivido, lo que permitió que la policía iniciara una investigación que resultó en la detención de José Manuel Egoavil Portillo. Lo más sorprendente fue que el acusado intentó huir del país: en su casa encontraron una maleta con sus pertenencias y un boleto de avión hacia Colombia, lo que indicaba su intento de escapar tras cometer el crimen. Además, los familiares de Iván apuntaron que José Manuel podría estar involucrado en prácticas satánicas, algo que se corroboró parcialmente al descubrirse un tatuaje en su pecho que incluía un pentagrama invertido y manos demoníacas. Finalmente, tras días de búsqueda, la Policía Nacional lo capturó en su residencia en San Borja, justo cuando estaba a punto de escapar del país.

Testimonios confiesan sobre el caso
El brutal ataque contra Iván ha dejado a su familia y a la comunidad en shock. Su padre, Humberto Hernández, no podía entender cómo su propio amigo pudo hacerle algo tan inhumano: ‘Quemarlo es algo que solo un ser malvado podría hacer. Este hombre calculó cada paso, lo hizo sufrir. No hay perdón para él, debe pasar el resto de su vida en la cárcel,’ expresó, con la voz entrecortada. Los médicos coinciden en la gravedad del daño causado. Según Enrique Galli, psiquiatra que atiende a Iván, el joven enfrenta secuelas físicas y psicológicas devastadoras. ‘Iván padece un trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad. Este ataque lo marcará de por vida,’ aseguró el especialista. Galli también se refirió al agresor, señalando que podría tener un trastorno de la personalidad psicopática, con posibles vínculos a sectas satánicas que podrían haber alimentado su comportamiento de manera peligrosa.
El joven agredido pide justicia ante su caso
El desgarrador testimonio de Iván expuso el rostro más sombrío de quien en su momento fue su amigo más cercano, y ahora su agresor. A pesar de las secuelas físicas y psicológicas del ataque, Iván expresó que ha perdonado a José Manuel, pero reclama justicia. ‘Gracias a Dios, sigo aquí. No terminé muerto,’ dijo con la voz entrecortada, mientras lucha por sanar las cicatrices de aquel día infernal. El proceso judicial sigue su curso, y a pesar de la frialdad de José Manuel Egoavil ante su destino, las autoridades le han impuesto una prisión preventiva de nueve meses. Hoy, Iván se convierte en símbolo de resiliencia, buscando justicia no solo para él, sino para todos los que han sido víctimas de actos tan atroces.