Jesús Valverde, médico intensivista: “Decidir quién sí (vive) y quién no, fue bastante doloroso, triste”

Jesús Valverde recibió su primera dosis en febrero pero contrajo el virus días después. (Foto: Andina).

Tras un año de estar al mando de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y haber pasado por el COVID-19, Jesús Valverde, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, explicó las carencias que existían en su unidad de trabajo.

En una entrevista para La República, Valverde comentó que, al inicio de la pandemia, eran 500 los médicos intensivistas que trabajaban en Lima, siendo la sierra norte y central zonas con un considerable déficit de especialistas. Asimismo, señala que, a nivel nacional, habían alrededor de 820 camas en UCI.

Además, conforme iba avanzando el virus, en los hospitales se tuvieron que armar métodos de organización y logística para hacerle frente. “Se comenzaron a armar equipos dentro de los hospitales para destinar al tratamiento de los pacientes, teníamos llenas las UCI de otras enfermedades. Se armaron pequeñas UCI en algunos sectores de los hospitales, áreas de aislamiento, neumología, emergencia y allí entraron a trabajar los intensivistas. El 12 de marzo en la Clínica San Pablo, donde también trabajo, llegó el primer caso. El señor Vidal estuvo 8 semanas en UCI y sobrevivió. No conocíamos esta enfermedad”, indicó el médico.

Cuando llegó el momento álgido de la pandemia, la sobrecarga de trabajo se iba acrecentando. Valverde comenta que los pacientes no llegaban de a uno, sino de 20 o 30 y con sólo una cama UCI a su disposición. “En el peor momento de la primera ola, en una noche de guardia, he visto 35 muertos y la cifra no iba relacionada con la información que daba el Minsa que reportaba 150 muertos a nivel nacional, por ejemplo. No había equipos, oxígeno, recurso humano y la verdad era bastante estresante, venir al hospital y encontrarte en una situación prácticamente atada de manos”, relató Valverde.

Por otro lado, el médico intensivista menciona que, ante la escasez de camas UCI, el personal de salud se veía en la obligación de decidir que pacientes entraban y cuáles no. “La verdad decidir quién sí (vive) y quién no, fue bastante doloroso, triste”, confiesa. No obstante, con la llegada de las vacunas y la inmunización progresiva, el flujo de enfermos fue en descenso. Según Valverde, entre los meses de abril y mayo ya no había cobertura de pacientes de 70 años.

Respecto a la situación que la Unidad de Cuidados Intensivos atravesó durante la pandemia, el médico indica que es necesario mirar hacia el recurso humano. Parte de ello es ofrecer una mejor remuneración, para qe médicos peruanos no migren a otros países y se realice trabajos de investigación. En esa misma línea, resalta la importancia que se le debe brindar a la salud mental de los médicos. “Nosotros hemos padecido una situación de un año y medio de desastre y nadie se ha preocupado por nuestra salud mental. Muchos colegas están abandonando las UCI porque no quiere volver a vivir lo que ha pasado. Es bien difícil olvidarse del rostro de una persona que te pidió ayuda y no se la pudiste dar”, comentó.

F.M.Y.E.