Durante la madrugada del lunes, el ejército de Israel ha bombardeado el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir el-Balah, en el centro de Gaza donde se encontraban decenas de tiendas de campaña de acogida para desplazados. Según informes de los medios, anoche se registraron ataques que dejaron un saldo de cuatro fallecidos y más de 70 heridos, además de un incendio provocado. La Defensa Civil de Gaza ha enfatizado que no hay ningún lugar seguro en la Franja, y la reciente agresión contra civiles y pacientes en el hospital es otra evidencia de esta situación.
El ejército de Israel informó haber llevado a cabo ataques contra terroristas que se encontraban ocultos entre la población civil. En los últimos meses, ha realizado múltiples incursiones en campamentos y refugios abarrotados, justificando sus acciones bajo la afirmación de que estos lugares eran utilizados por miembros de Hamas para planear ataques.
El ataque en el hospital se produjo después de que el Estado de Israel llevara a cabo bombardeos el domingo en un campo de personas desplazadas ubicado en la escuela Mufti, en el área de Nuseirat, al norte de Gaza. Según el Gobierno de Gaza, el bombardeo del ejército israelí resultó en la muerte de 22 personas y dejó a 80 heridos, haciendo hincapié en que Israel «era consciente de que miles de niños desplazados se encontraban en la escuela». La UNRWA también denunció que este lugar era uno de los destinados a la vacunación contra la polio para la población palestina, programada para el lunes.
Debido a estos nuevos atentados sufridos en Gaza, Hamás ha realizado un llamado «a la comunidad internacional y a Naciones Unidas para que asuman sus responsabilidades jurídicas y morales ante estos crímenes repetidos, y tomen medidas inmediatas para detener la agresión en curso, y para que los líderes de esta entidad terrorista rindan cuentas por sus crímenes y violaciones contra nuestro pueblo palestino y los pueblos de la región», culminó.
