En una fuerte declaración, el reconocido periodista César Hildebrandt acusó a Andrés Hurtado, conocido como ‘Chibolín’, de ser un “viejo proxeneta” que operaba durante el régimen de Alberto Fujimori. Hildebrandt reveló que, según su investigación, ‘Chibolín’ llevaba mujeres a clientes de Vladimiro Montesinos, quien era director del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). “Yo cubrí esa nota hace años y puedo confirmar que él trabajaba con Montesinos”, afirmó Hildebrandt.
Estas acusaciones no son nuevas. A mediados de septiembre, la fiscal Elizabeth Peralta también señaló que conoció a ‘Chibolín’ en 2015 y le informaron de su actividad como proxeneta. “Nunca imaginé que pudiera estar vinculado a cosas más graves”, expresó Peralta. Además, el ex productor de eventos Marco Antonio La Chira, en un reportaje de 2002, reveló que ‘Chibolín’ cobraba por sus servicios de proxenetismo, subrayando que era evidente que ofrecía a varias vedettes
Las declaraciones de Hildebrandt y otros testimonios ponen en el centro de la atención pública las actividades de ‘Chibolín’, lo que ha llevado a muchos a cuestionar el papel de figuras como él en el contexto político y social del país, y si estos destapes son intentos de desviar la atención de problemas más amplios en el Congreso y el fujimorismo.
