La jarjacha o “Qarqacha” es uno de los demonios más temidos de los andes de Perú, entre los pobladores de la zona. Su nombre se debe al tenebroso grito que realiza para aterrar a sus víctimas: “qar-qar-qar”. Según relatan personas que lo vieron, tiene forma de llama, con dos cabezas y una deformación que se asemeja a una mezcla entre un hombre con cualidades demoníacas y una llama.
Estas características causan miedo y profundo temor en las zonas más altas de Ayacucho, que aseguran que este ser extraño es real. Las personas de Huancayo también aseguran haberlo visto. Según cuentan, el origen de este monstruo es el conjunto de personas condenadas por Dios por la eternidad, quienes cometieron uno de los pecados íntimos más pecaminosos para el cristianismo, el incesto.
Además, los curas de las épocas coloniales que tenían algún tipo de relación con las chicas del pueblo también eran condenados con esta maldición. Esto se debe a que, en algunas sociedades aisladas, es muy común que suceda. Esta criatura tendría la capacidad de poder hipnotizar a sus víctimas mirándolas fijamente a los ojos, para asesinarlas y comerlas, comenzando por el cerebro, de una forma brutal.
También se le habría visto con distintas formas, tales como un perro con características humanas. Los pobladores cuentan que el Jarjacha ha sido visto en pampas, chacras y lugares solitarios de los pueblos alejados, en horas de la madrugada. Para eliminarlo de una comunidad, se debe convocar a un grupo de personas que estén preparadas con cuerdas de lana de llama, crucifijos y cualquier objeto de metal como arma.