En Perú, para trabajar en la predicción de sismos y terremotos, y con ello atenuar las desgracias sociales y económicas, en 1725 (siglo XVIII) se inventó el Relox astronómico; luego de vencer al imperio español en dos batallas, a partir de 1825 (siglo XIX) se ayudó a otros países sudamericanos a consolidar sus independencias; la nueva manera de entender la vida poética con César Vallejo llegó a Estados Unidos a partir de 1929 (siglo XX), ello a través de la prensa.
Todo ello en una diversidad de hechos históricos presentados en 208 capítulos, en las más de 500 páginas que tiene la tercera edición de Historias ocultas, del periodista y escritor Ítalo Sifuentes Alemán. Una obra imprescindible del sello Revuelta Editores que se presenta el 6 de diciembre en la Feria Ricardo Palma, Miraflores. Siglo por siglo, el lector podrá realizar un recorrido a través de la historia peruana.
SIGLO XVIII: El más adelantado de los inventos para pronosticar terremotos y temblores en el mundo se hizo en Perú en 1725. Fue creación de Juan de Barrenechea, científico español y profesor de matemáticas en la Real Universidad de San Marcos, entidad que publicó en 16 páginas su revolucionara obra ‘Relox astronómico de temblores de la tierra, secreto maravilloso de la naturaleza’. En 1734 el autor publicó la demostración de su invento en las páginas de su obra ‘Nueva observación astronómica del periodo trágico de los temblores grandes de la tierra. Exactamente arreglada a Europa, y Asia, y de la América, a los reinos del Perú, Chile, y Guatemala’, en la cual concluyó: “Investigando con estudioso desvelo, y fatiga, por los efectos, las causas, el secreto maravilloso, que por repetidas observaciones propias he descubierto, y hallado es, que siempre que ha temblado la Tierra en Lima y en otras partes, ha sido en las doce horas, y veinticuatro minutos, que nuestro Reloj Astronómico señala”. Para la temprana posibilidad de vaticinar terremotos y temblores Juan de Barrenechea estudio el origen y comportamiento de 57 movimientos sísmicos: 30 ocurridos en varios territorios de Europa entre los años 365 a.C. y 1703, 15 ocurridos en Lima, Quito y Santiago de Chile entre los años 1606 a 1699, y 12 que sacudieron Lima durante 1725. Lamentablemente, fue sustraído durante la guerra del Pacífico (1879-1883) e incorporado como propiedad de la Biblioteca Nacional de Chile. Gracias a gestiones diplomáticas, desde Santiago devolvieron el libro a sus dueños y nuevamente se encuentra en Perú, custodiado en la Biblioteca Nacional del Perú.
SIGLO XIX. ¿Qué pasó antes y después de la batalla de Ayacucho en 1824? Algunos hechos: 1). Antes de la Batalla de Ayacucho los militares pasaron por varios pueblos y fusilaron más de 200 mujeres y enfermos civiles. La libertad del Perú no se consiguió agitando pañuelos blancos en las proclamas de independencia. El general Andrés de Santa Cruz, informó: “Que se haga pública la conducta de nuestros enemigos, al dejar el país que tiranizaban ellos han fusilado a todos sus soldados cansados, a las mujeres que han podido tomar en defecto de algunos otros. Hemos visto más de doscientos muertos sobre el tránsito de ellos”. 2). José de la Serna perdió el virreinato y se autorizó una liquidación económica equivalente a 28 años de servicios, cuando en realidad solo fueron cuatro años como teniente general y virrey. Con los fondos del diminuto erario peruano y en medio de la crisis de la guerra por la independencia nacional, en Cusco en 1824 tramitó su pago por más de un cuarto de millón de pesos. 3). Dos millones de pesos por el triunfo en la Batalla de Ayacucho dispuso el Perú entregar a Simón Bolívar “como una pequeña demostración del reconocimiento público”. Un año y medio antes de marcharse del país, el “Primer Congreso Constituyente del Perú”, presidido por el diputado José María Galdeano, emitió un decreto con nueve artículos reconociendo a Bolívar algunas compensaciones por las proezas alcanzadas en favor de la independencia. La norma fue dada el 12 de febrero de 1825, tal como consta en la “Gaceta del Gobierno”. 4). Perú ofreció a Chile luchar juntos en Chiloé para terminar la expulsión de España, pero el ministro de Guerra del vecino país respondió que prefería el envío de 300 mil pesos. Se presenta la transcripción de la carta que, el 31 de agosto de 1825, envió el ministro Vial del Río al ministro Hipólito Unanue pidiendo apoyo económico a Perú. 5). En Cusco fundaron en 1825 el primer colegio público para niñas sin distinción racial o situación económica. El libertador Simón Bolívar estuvo en Cusco, donde para mujeres no existía un colegio público. El 8 de julio de 1825, se buscó revertir la exclusión con el decreto de creación de un colegio dedicado únicamente a la enseñanza de las menores, tanto para las que sus familiares podían o no podían pagar una pensión. 6). En la Navidad de 1825, Perú distinguió a 24 mujeres “para que no queden en olvido los apreciables servicios que ha consagrado a la causa de los libres”. En un documento, del 4 de enero de 1826, se informó del homenaje aprobado para 24 “ilustres matronas” en Lima. 7). El negocio de la pornografía en el Alto Perú y en otros territorios cercanos fue prohibido por “conducir a la inmoralidad” a los ciudadanos. Se presenta la transcripción del documento firmado por Simón Bolívar: “Prohibición de la circulación de folletos obscenos. 16 de noviembre de 1825”, Chuquisaca, Alto Perú.
SIGLO XX. En cuanto a la poesía peruana, en Historias ocultas se presentan seis nuevas informaciones que fueron publicadas entre 1929 y 1960, referidas a César Vallejo y que en común tienen haber sido difundidas en la prensa de Estados Unidos. El poeta falleció en 1938 y, en París, fue enterrado en el cementerio Mount Rouge.
Algunos artículos llevan por título “Poesía Nueva”, “La danza”, y “Evitan una exhumación”, este última es de 1960, durante el gobierno de Manuel Prado. Fue a través del ministro de Educación, Alfredo Parra Carreño, que el país conoció que por falta de pago “los restos del afamado poeta peruano César Vallejo estaban en peligro de pasar a la fosa común”. Ese año, en Perú, dicho ministro informó a la Cámara de Diputados que “el gobierno había decidido renovar por treinta años más la tumba del poeta Vallejo en el cementerio”. Años después, se conoció que los restos, finalmente, fueron puestos en reposo en el cementerio Montparnasse, ello por decisión de su viuda, Georgette Philippart Travers, quien falleció en 1984.