Ricardo Sánchez Serra
Marruecos pisa el acelerador en materia de infraestructura con el arranque oficial de las obras de extensión de su red ferroviaria con la nueva Línea de Alta Velocidad (LAV) Kenitra-Marrakech, proyecto emblemático de su visión de movilidad sostenible, inclusiva y respetuosa del medio ambiente.
Dicho proyecto fue lanzado este jueves, 24 de abril de 2025, por Su Majestad el Rey Mohammed VI, en la estación ferroviaria de Rabat-Agdal, como parte de un programa nacional que prevé una inversión global sin precedentes de aproximadamente 9 mil millones de dólares. Esta inversión comprende la construcción de la nueva línea, valorada en aproximadamente 5,3 mil millones de dólares estadounidenses; la adquisición de nuevo material rodante, estimada en unos 2,9 mil millones de dólares; y un programa complementario de modernización y mantenimiento, por un monto cercano a los 1,4 mil millones de dólares.
Con una longitud proyectada de 430 kilómetros, esta nueva línea conectará las principales ciudades del eje atlántico marroquí -Rabat, Casablanca y Marrakech- y reducirá drásticamente los tiempos de viaje: solo 1 hora entre Tánger y Rabat, 1h40 hasta Casablanca, y 2h40 hasta Marrakech. La infraestructura también conectará con los aeropuertos de Rabat y Casablanca, y dará servicio al nuevo estadio internacional de Bensliman, lo que refuerza su impacto estratégico y turístico en previsión de la Copa Mundial que albergará el país magrebí en 2030.
Asimismo, está previsto un servicio de alta velocidad entre Fez y Marrakech, con una duración total del trayecto de 3 horas y 40 minutos, en el que los trenes circularán por la línea convencional entre Fez y Kenitra antes de incorporarse a la nueva línea de alta velocidad hacia el sur.
Es importante subrayar que el proyecto de la LAV Kenitra-Marrakech no solo es un hito técnico, sino también una expresión de la visión del monarca marroquí en favor de una movilidad eficiente, inclusiva y con bajo impacto ambiental. Marruecos, que ya cuenta con la primera línea de tren de alta velocidad en África (Tánger-Casablanca, inaugurada en 2018), continúa posicionándose como un referente continental en materia de transporte moderno y sostenible.
Este nuevo megaproyecto se inserta en un programa ferroviario nacional amplio. Con un presupuesto adicional de aproximadamente 4 mil millones de dólares estadounidenses, el Reino ha previsto la adquisición de 168 nuevos trenes -entre ellos 18 trenes de alta velocidad y 110 unidades destinadas a servicios regionales y transporte urbano- que modernizarán completamente la flota de la Oficina Nacional de Ferrocarriles (ONCF). Estos trenes también incluirán 40 unidades para servicios interurbanos, 60 trenes lanzadera de alta frecuencia y 50 trenes destinados al transporte urbano de las tres principales aglomeraciones.
Así, tres de las mayores aglomeraciones urbanas del país -Casablanca, Rabat y Marrakech- se beneficiarán de nuevas redes de transporte metropolitano sobre rieles, lo que ofrecerá soluciones eficaces a los desafíos de la movilidad urbana y reducirá la congestión vehicular. Se prevé, además, que estos servicios aumenten la puntualidad, mejoren la calidad del servicio y disminuyan la huella de carbono del transporte. La realización de la nueva línea también liberará capacidad en la red convencional, facilitando la expansión de los trenes de cercanías en estas zonas metropolitanas.
Por otro lado, uno de los elementos más destacados de este ambicioso plan es la creación de un verdadero ecosistema industrial ferroviario en Marruecos. Con una tasa de integración local superior al 40%, el país fomentará la instalación de fábricas de trenes, centros de mantenimiento, y una red de proveedores nacionales. Esta dimensión industrial no solo refuerza la soberanía tecnológica marroquí, sino que generará miles de empleos directos e indirectos y permitirá la capacitación de técnicos especializados durante al menos una década. El programa contempla también la creación de una empresa conjunta entre la ONCF y los fabricantes internacionales para garantizar el mantenimiento rutinario e industrial de los trenes a lo largo de toda su vida útil, bajo criterios de eficiencia operativa y control de costos.
En un contexto donde muchos países de diferentes latitudes siguen enfrentando desafíos estructurales en materia de transporte público e integración regional, la experiencia marroquí representa una fuente de inspiración. La apuesta por un modelo ferroviario moderno, eficiente y respetuoso con el medio ambiente se presenta como una vía tangible para impulsar la conectividad interna, reducir las desigualdades territoriales y fomentar un crecimiento económico inclusivo.
En definitiva, esta visión estratégica promovida por una visión continental, busca convertirse a Marruecos en un centro neurálgico de la movilidad limpia y amigable con la naturaleza en África y en un referente africano en materia de infraestructura y sostenibilidad.