- El Dr. Walter Abanto, coordinador de la Escuela de Psicología de la UCV; señala que son pocos los padres que entrenan a sus hijos a aceptar una derrota con madurez y tolerancia y eso trae consecuencias en la vida adulta.
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Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado el agrio sabor de la derrota. Además de los adultos, son muchos los niños que no saben o no han sabido manejar la derrota de una manera adecuada.
Si bien es cierto el deseo de ganar está presente en todas las personas, es importante enseñarles a nuestros hijos a manejar una derrota. Eso garantizará que sean adultos equilibrados y respetuosos de los resultados.
“En algunos casos, los niños pueden patear, gritar y caen en las comunes rabietas. Para algunos es muy difícil asimilar una derrota. Sin embargo, caer en la necedad y negación no hará que los resultados cambien”, señaló el Dr. Walter Abanto, coordinador de la Escuela de Psicología de UCV campus Piura, quién considera que el aprendizaje, para saber manejar estas situaciones, comienzan a desarrollarse desde la niñez. A los niños se les enseña que ganar y perder pueden tener recompensas.
La enseñanza de afrontar los resultados, que se imparte desde la infancia, ayuda a los niños a ser empáticos, a no idealizar una competencia, a tomar la vida con calma y a aprender que, así como se pierde, también se gana. “La vida es más que una competencia. Hay que enseñar a nuestros hijos que perder sin hacer trampa es más digno que ganar cometiendo fraude”, aseveró el especialista.
Pero, ¿cómo puedo enseñarles a mis hijos a saber perder? Al respecto, el Dr. Abanto compartió algunos consejos:
- No le evites la frustración. Poco a poco aprenderán a gestionar sus frustraciones y se enfrentarán a ellas porque lo verán como un sentimiento normal.
- Déjale que gane de vez en cuando para que experimente ambos sentimientos.
- Ejemplos. Cuando compitamos debemos mostrar una actitud deportiva tanto si ganamos como perdemos.
- Es necesario poner límites a su enfado. Explícale que hoy ha perdido, pero que otro día ganará. Sin embargo, si se queda enfadado no podrá disfrutar de otras actividades. Si le ayudamos a cortar su enfado, le estamos enseñando a gestionar su frustración y a auto controlarse.
- Hazle ver los beneficios de participar. Ríete cuando te equivoques y pierdas. Enséñale que el objetivo es disfrutar.
- No alabes al ganador y ridiculices al perdedor. Tampoco permitas que ellos lo hagan.
- Refuerza su buena actitud cuando pierda y no se enfade.
- Enséñale a manejar la derrota. Transmítele la idea de que perder no es algo negativo.
- Educa en la perseverancia. En todo momento enséñale que la derrota no debe llevarnos al abandono. Que se gana más asumiendo una derrota y que podemos ser perseverantes y continuar esforzándonos para vencer en la próxima ocasión. Es fundamental que vean que, si no alcanzamos una meta, esto no quiere decir que sea imposible lograrla.
- Muéstrale que un fracaso o derrota no es algo negativo. Es una oportunidad de mejorar y aprender.
“Muchas veces en los hogares se incentiva a los niños a solo ganar por sobre todas las cosas. Son pocos los padres que entrenan a sus hijos a aceptar una derrota con madurez y tolerancia. Eso trae consecuencias en la vida adulta; mientras más se idealice una competencia, más será la frustración y dolor emocional si no lo consigue”, finalizó el Dr. Abanto.