Francisco: el legado de un Papa que defendió el buen periodismo y la justicia

Desde sus primeros años en Roma hasta sus últimos mensajes, alentó a los periodistas a ejercer su labor con creatividad, responsabilidad y profunda vocación ética.

El legado del papa Francisco no solo se cimentó en su labor pastoral y su apertura hacia los excluidos, sino también en su firme defensa de un periodismo serio y comprometido con la verdad. A lo largo de su pontificado, el Sumo Pontífice dedicó numerosas reflexiones y gestos concretos para apoyar a quienes ejercen esta profesión, convencido de que la comunicación veraz es esencial para construir sociedades más justas.

Su compromiso no quedó en palabras. Durante la investigación de los graves abusos cometidos en el Sodalicio de Vida Cristiana en el Perú, Francisco intervino de manera decidida. Ante los intentos de desacreditar a los periodistas Paola Ugaz, Pedro Salinas y Daniel Yovera, expresó su indignación y ordenó medidas concretas que culminaron en la renuncia de autoridades religiosas implicadas y la expulsión de líderes del Sodalicio. Gracias a su intervención, se rompió el silencio institucional y se brindó respaldo moral y efectivo a quienes, desde el periodismo, denunciaban la corrupción y la impunidad.

La visión de Francisco sobre el periodismo era clara y exigente. Insistía en que los comunicadores deben ser “poetas” capaces de narrar la verdad de manera creativa, sin caer en la desinformación ni el sensacionalismo. “Ser periodista es una vocación, un poco como la de un médico, que elige amar a la humanidad tratando sus enfermedades”, aseguró. “En cierto modo, el periodista elige tocar las heridas de la sociedad y del mundo”. Además, advirtió sobre la tentación de buscar el escándalo: “La coprofilia es buscar los escándalos; entonces los periodistas pierden de vista la tentación de decir la verdad y construir, para ser prisioneros del escándalo del día, y es triste ser un speaker de escándalos”.

En un mundo marcado por la desinformación y la crisis de credibilidad, Francisco se convirtió en un aliado de los periodistas que luchan por mantener la integridad en su oficio. Su capacidad para distinguir entre el pecado y la corrupción, su cercanía con las víctimas y su constante exhortación a ejercer el periodismo con ética reflejan su convicción de que esta profesión es vital para la democracia y la justicia.