La bandera nacional del Perú, roja y blanca, es uno de los símbolos patrios por excelencia. Existen diferentes historias sobre su creación, algunas más conocidas que otras. En este mes patrio, recordamos el origen y la historia de este símbolo.
Nuestra bandera nacional data de 1820, y fue creada por Don José de San Martín. Algunos atribuyen el nacimiento de la bandera a un sueño involuntario del libertador argentino. Otros, abogan por otros orígenes basados en investigaciones.
La primera historia de la creación de la bandera es el cuento de Abraham Valdelomar, también conocido como ‘El sueño de San Martín’. Esta es la versión que más popular y la que nos enseñaron a todos en la escuela. La historia narra que Don José de San Martín escogió los colores rojo y blanco para la bandera peruana porque la soñó mientras reposaba en una palmera y, además, porque después del sueño se apareció en el cielo una bandada de parihuelas, aves que tienen el pecho blanco y las alas rojas.
Sin embargo, también hay otras versiones. Por ejemplo, la del historiador Felipe Paz, quien contó que Don José de San Martín creó la bandera peruana usando colores de otras banderas. Según Paz, el libertador argentino combinó el blanco por la bandera argentina con el rojo por la bandera chilena. Ambos países ya habían sido emancipados.
Por otro lado, a mediados del siglo XX, el académico Jorge Fernández Stoll escribió el libro “Los orígenes de la bandera” en el que realiza un riguroso análisis histórico para explicar la composición de nuestra bandera. Según su investigación, la primera bandera de Castilla es roja y blanca, además la mascapaycha (símbolo de poder imperial Inca) era roja. Por ello, San Martín y los criollos peruanos, quienes debieron tener participación en esta decisión, decidieron conjugar el simbolismo de ambos lados en la bandera peruana, concluye Fernández Stoll.
También es notable resaltar que, a pesar que nuestro símbolo patrio ha sufrido tres modificaciones a lo largo de la historia republicana, los colores rojo y blanco jamás han sido reemplazados durante más de doscientos años de independencia. Así que, como un justo homenaje, llevemos nuestras banderas en lo alto en nuestros hogares y nuestra escarapela en el pecho, al lado izquierdo.
