La dueña de una pollería, situada en San Juan de Lurigancho, denunció ante las autoridades que su negocio venía siendo extorsionado por una banda de criminales, quienes le exigían la suma de s/8,000 soles para no atentar contra ella y su negocio.
La empresaria, quien prefirió quedar en el anonimato por temor a represalias por no guardar silencio, mencionó que las autoridades de la comisaría de Mariscal Cáceres dónde presentó su denuncia, minimizaron su caso quitando la gravedad del asunto y le pidieron un pago a cambio de ofrecerle «seguridad».
Debido a la amenaza, la comerciante decidió cerrar de manera temporal su negocio, pero por la necesidad económica decidió reabrirlo, puesto que sacarlo adelante la habría condenado a tener múltiples deudas por préstamos bancarios.

Lo peor vino después, cuando los extorsionadores no recibieron algún deposito o respuesta por parte de la dueña, por ello decidieron lanzar una granada con dirección a su local la cual afortunadamente no explotó, pero, causó un gran pánico hacia la comerciante y su personal, por el miedo de que a la próxima no puedan correr con la misma suerte.
Por ello muchos de los empleados tomaron la decisión de abandonar el trabajo por temor a que algo les pueda suceder.
Según datos recabados por la empresaria, se habrían identificado a dos bandas criminales, «La Batería de Huáscar y la Batería de la Rica Biki», quienes se identificaron por a través de los mensajes de amenaza que enviaron, también relata la dueña de la pollería que su negocio no sería el único amenazado, si no que otros negocios por la zona como gimnasios, locales y abarrotes también sufren por estos delincuentes.