Estonia expresa su apoyo a la Iniciativa marroquí de Autonomía sobre el Sáhara

En lo que se considera como un giro significativo dentro del ámbito de las relaciones internacionales, muy particularmente, en lo que atañe a la diplomacia báltica, Estonia ha realizado, muy recientemente, un cambio notable en su postura oficial respecto al diferendo regional sobre el Sáhara.

En efecto, la nación báltica, que hasta ahora había mantenido una posición centrada en el apoyo de una búsqueda de soluciones políticas dentro del marco de las Naciones Unidas, ha decidido dar un paso adelante expresando su firme respaldo a la soberanía de Marruecos sobre su Sahara, mediante su apoyo inequívoco a la Propuesta autonómica marroquí presentada, en 2007, para acabar definitivamente con la polémica suscitada en torno a la marroquidad del Sahara.

Así, la Declaración Conjunta, firmada por los Cancilleres del Reino de Marruecos y de la República de Estonia, respectivamente, Nasser Bourita y Margus Tsahkna, tras su reunión del 21 de octubre en Rabat, subraya que “Estonia considera el Plan de Autonomía, presentado por Marruecos al Secretario General de la ONU en abril de 2007, como una buena base seria y creíble para llegar a una solución política definitiva justa, pragmática, y duradera a la cuestión del Sáhara marroquí”.


En este mismo orden de ideas, el documento oficial suscrito por ambas autoridades señala que “Marruecos y Estonia coinciden en la exclusividad de la ONU” para el tratamiento de la Cuestión del Sahara en clara oposición a que se trate el tema del Sahara por otras organizaciones multilaterales regionales, reafirmando, así, su apoyo a la Resolución 2703 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y su apego a  los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, en particular el respeto a la soberanía y a la integridad territorial de los Estados.

Es de subrayar que este cambio de postura de la diplomacia estonia con respecto a la cuestión del Sahara marroquí se produce en un contexto global marcado por la dinámica internacional impulsada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, en apoyo al Plan de Autonomía y a la soberanía marroquí sobre sus territorios del sur.

Por otra parte, este nuevo giro representa la afirmación de Estonia como el primer país de la lejana región báltica en adoptar una postura firme en apoyo a esta iniciativa autonómica, marcando, de esta forma, un hito que trasciende las actuales dinámicas políticas registradas a nivel de la vecindad europea inmediata a Marruecos, situando el respaldo a la marroquidad del Sáhara en un contexto europeo más amplio y solidificando la relación entre Marruecos y los países de Europa del Este.

Por si fuera poco, la nueva posición de Estonia respecto a Marruecos viene para dar continuidad a la creciente tendencia positiva de apoyo hacia el país magrebí que ha sido evidenciada por varias instancias dentro de la Unión Europea, dentro de las cuales figuran la Presidenta de la Comisión Europea, junto con el Vicepresidente de la misma Comisión que han destacado, muy recientemente, la importancia de establecer una asociación reforzada y duradera entre la UE y Marruecos. De igual forma, el Consejo Europeo reafirmó «el gran valor que la UE atribuye a su asociación estratégica con Marruecos», enfatizando la necesidad de fortalecer este vínculo que se presenta como fundamental para ambas partes.

Por otra parte, la mencionada Declaración Conjunta indicó, también, que ambos países se congratularon de las diferentes iniciativas de progreso y de integración, lanzadas bajo el impulso del Soberano, en favor de la paz y del desarrollo de la fachada atlántica y de la región del Sahel, tales como la Iniciativa Real para facilitar el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico, el “Proceso de los Estados Africanos Atlánticos” y el Proyecto de Gasoducto Marruecos-Nigeria.


El apoyo de Tallinn a dichas iniciativas de Su Majestad el Rey destinadas al Continente africano pone de manifiesto el liderazgo del monarca marroquí en la promoción de la cooperación solidaria Sur-Sur, para abordar los desafíos comunes y fomentar iniciativas que, lejos de ser meras propuestas, aspiran a materializarse en acciones concretas que promuevan la estabilidad, el desarrollo socioeconómico, así como la paz en el continente africano, beneficiando así a todos los pueblos de la región.