La aeronave, identificada como un Bell 206L-4 LongRanger IV con matrícula N216MH, impactó el agua poco después de las 3:15 p. m., hora local. La Guardia Costera activó un operativo de emergencia, restringiendo el tránsito marítimo en la zona, mientras que las autoridades locales alertaron sobre importantes congestiones vehiculares en los alrededores del West Side Highway.
Las primeras investigaciones señalan que el helicóptero pertenecía a una empresa de vuelos turísticos, New York Helicopter Tours, especializada en recorridos panorámicos por la ciudad. Según reportes de medios locales, entre las víctimas se encontraban cinco ciudadanos españoles: dos adultos y tres menores de edad. El piloto, también fallecido, fue hallado posteriormente por los equipos de rescate. La gobernadora Kathy Hochul lamentó profundamente el hecho, calificándolo como “una tragedia devastadora” que ha cobrado la vida de “seis almas inocentes”.
Las labores de búsqueda continúan en el área cercana al Muelle 40, donde varias embarcaciones especializadas, así como unidades de la Marina Terrestre del Departamento de Bomberos de Nueva York, trabajan intensamente en condiciones complicadas. El experto en aviación Peter Goelz explicó a CNN que la turbiedad del río Hudson representa un gran desafío para localizar restos y evidencia clave. Además, precisó que las bajas temperaturas y la ausencia inmediata de buzos especializados ralentizan el proceso de recuperación.
Mientras tanto, el Departamento de Policía de Nueva York ha solicitado a los ciudadanos evitar las zonas cercanas al lugar del accidente, debido a la presencia de equipos de emergencia y los desvíos implementados. En redes sociales, algunos testigos describieron haber escuchado un estruendo fuerte, seguido de lo que parecía ser una hélice desprendida. Hasta el momento, no se han determinado las causas exactas del siniestro, y las autoridades continúan evaluando la escena mientras la ciudad intenta asimilar el impacto de este trágico suceso.
