Escuelas de Yoga en Lima: ¿Cómo se reinventan tras duro golpe de la pandemia?

"La práctica de esta disciplina mental y física de origen indio no se detiene en el país, aunque la pandemia la ha llevado a nuevos lugares".

"Muchos alumnos practican el yoga por temas de salud y rehabilitación física, y para tener un encuentro consigo mismos".

Hasta hace unos años, la oferta de centros para aprender la disciplina del yoga era escasa. Con el tiempo, esto se fue corrigiendo y tener una de estas escuelas se convirtió en un negocio rentable, además que tenía el sentido de promover la vida saludable y el bienestar.

Mónica Giráldez recuerda cuando en el 2014 venía de un demandante trabajo en una AFP. A raíz de una lesión en la espalda descubrió el yoga y decidió abrir su escuela llamada Balance Studio. En su local de San Borja llegaron a tener 300 alumnos, y logró abrir un segundo local en La Molina, pero la situación dio un giro con la pandemia. Actualmente cuentan con 100 alumnos.

En abril del 2020, al ver que la cuarentena continuaba decidió abrir las clases online, “que desde un sentido financiero no te suma mucho”. Pero había una necesidad de muchos alumnos que lo practican por temas de salud y rehabilitación física, y necesitaban del yoga. De los 300 alumnos que tenían, un 30% canjeó su paquete presencial por las clases online.

Lo que pasó con los centros de yoga es que muchos tenían licencias de gimnasio, porque es lo más fácil de obtener en las municipalidades. Sé que muchos tuvieron que cerrar por ese motivo. Solo quedan dos o tres escuelas, aunque algunas siguen de manera online, pero tuvieron que dejar sus locales”, comentó Giráldez. También sobreviven las escuelas donde un profesor enseña desde su casa, porque el costo fijo es el mismo.

La fundadora de Balance reconoce que esta es una decisión financiera que hace mucho sentido por la coyuntura, y de hecho también llegó a evaluar el cierre, pero tuvieron un apoyo grande de la propietaria del local de San Borja.

Entonces, ¿al haber menos centros, se practica menos yoga? Para la empresaria es relativo, porque mucha gente lo está practicando desde casa. “Una clase de yoga hace que te conectes contigo mismo. Eso ha ayudado a que nuevas personas lo practiquen”, expresó.

Respecto a los precios, Giráldez cuenta que las clases online son más económicas con paquetes de ocho clases por S/ 65, y 12 clases por S/ 80. Mientras que en clases presenciales ofrecen cuatro sesiones por S/ 150. Desde que reabrieron ajustaron los precios porque antes el aforo era 25 personas, ahora son cinco. Tienen permitido ocho alumnos, pero lo bajaron por los protocolos. Sin contar que tienen una de las salas más grandes de Lima (85 m2) y con ventilación natural.

En el corto plazo esperan recuperar lo perdido, y por lo menos llegar a un 50% de la utilidad prepandemia. “A mediano plazo, dentro de lo malo del sector que se ha reducido, estaremos mejor posicionados. De aquí a uno o tres años, esperamos abrir uno o dos locales más”, indicó.

M.N.L.