Fotógrafa Amy Arreátegui Pozo
Por Marcela Pérez Silva
Embajadora de Nicaragua en el Perú
Para la Dra. Lucía Watson, bioarqueóloga peruano-nicaragüense, entender las dinámicas de la organización social de las comunidades del pasado debe servirnos para mejorar las condiciones de las comunidades del presente.
El estudio de restos humanos de la antigüedad revela la edad, el sexo y, eventualmente, la afiliación étnica de los individuos, y permite reconstruir sus osteobiografías, que son historias de vida contadas desde los huesos.
A través de los indicadores biológicos de la gente común, explica Watson, nos es dado reconstruir sus formas de organización social: saber en qué trabajaban, de qué se alimentaban, cuál era el rol de las mujeres en su comunidad. Mediante el estudio de sus rituales de enterramiento podemos detectar cómo se fue transformando su cultura. Descubrir cómo se curaba a los enfermos, cómo se enfrentaba la discapacidad y si era la salud un privilegio de algunos o un derecho de todos.
Lucía Clarisa Watson Jiménez nació en Lima en 1983. Es hija del ingeniero Gilbert Watson, originario de Puerto Cabezas (en el Caribe Norte de Nicaragua), y de la doctora Alicia Jiménez, historiadora y antropóloga de Puerto Maldonado (en la Amazonía del Perú) que llegó a Nicaragua tras el triunfo de la Revolución Sandinista y participó en la organización del Archivo General de la Nación y la Cruzada Nacional de Alfabetización.
Lucía tiene una maestría en Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú y es doctora en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tesis de doctorado se basó en la documentación y las experiencias reunidas por su equipo, mientras fue directora del Centro de investigaciones del Museo de Sitio de Ancón.
Su libro, Los fardos de Ancón (800 d.C. – 1532 d.C.). Una perspectiva bioarqueológica de los cambios sociales en la Costa Central del Perú, recoge en parte estos trabajos y ha sido publicado por la editorial British Archaeological Reports (Oxford).
El Dr. Krzystof Makowski, director del Programa Arqueológico Escuela de Campo Valle de Pachacamac, destaca la originalidad del enfoque metodológico multidisciplinario de Watson, quien recurrió a notas, dibujos y referencias de archivo inéditas de excavaciones realizadas por Julio C. Tello y Rebeca Carrión Cachot entre 1945 y 1949; a la observación directa y el análisis descriptivo de 58 paquetes funerarios desenfardelados; y a la reconstrucción tridimensional a partir de métodos no invasivos (rayos-X digitales y tomografías computarizadas) de 142 fardos funerarios, lo que permitió a la investigadora determinar sus formas de construcción, las características de los individuos y las ofrendas en su interior, sin necesidad de destruirlos. Los estudios de Watson revelan que las pendientes arenosas de la bahía de Ancón, fueron asentamiento de comunidades de pescadores durante más de siete siglos. Las variaciones encontradas en el patrón funerario serían marcas del impacto que tuvo la expansión del imperio Wari (aprox. 800 – 850 d.C.) que acarreó profundas transformaciones en la cultura material, los rituales mortuorios y la cosmovisión de sus pobladores. El asentamiento de la cultura Chancay (aprox. 1000 -1470 d.C.) también se vería reflejado en los fardos que envuelven a las mujeres curacas, sentadas en posición de loto. Cosa que no ocurrió con el posterior
dominio Inca, ya que la tradición funeraria se mantuvo inalterada hasta las primeras décadas de la colonia.
La carrera de la doctora Watson le ha permitido participar en distintos proyectos alrededor del mundo. Ha trabajado en Sudán y fue la encargada del tramo La Raya-Desaguadero del Proyecto Qhapaq Ñan, en el departamento de Puno.
En 2008 llegó a la tierra de su padre, como parte del Proyecto Arqueológico Tepetate. Identidades étnicas del posclásico en Nicaragua, dirigido por el Dr. Geoffrey McCafferty. “Fue una muy grata experiencia ––recuerda Lucía–– que significó para mí la oportunidad de conocer Nicaragua, la riqueza de su patrimonio cultural arqueológico e inmaterial y sus recursos naturales. Ese viaje representó un antes y un después en mi ejercicio profesional y en mi crecimiento personal”.
La Dra. Watson se ha desempeñado como docente en la UNMSM, en la PUCP y en la Universidad Científica del Sur. Actualmente es codirectora del Proyecto Momias como Microcosmos que dirige el Dr. Andrew Nelson.
“Las momias son las embajadoras del pasado”, dice el Dr. Nelson. A través del estudio de restos humanos y sitios arqueológicos, entramos en contacto con el ingenio y las habilidades de las poblaciones que nos precedieron. Son bolsones de información. Microcosmos que nos permiten desentrañar los secretos de la antigüedad. En este sentido, para el Dr. Andrew Nelson, el trabajo de la Dra. Lucía Watson Jiménez es un importante aporte al campo de la bioarqueología andina, y representa el más alto nivel de erudición. Una ventana fresca, única y fascinante para comprender los procesos de la vida y la muerte en el Perú precolombino.