Un grupo de buzos exploradores de la alianza Nippon Foundation-Nekton Ocean Census que está llevando a cabo una misión de cuatro semanas en Tenerife para descubrir y proteger la vida marina antes de que el calentamiento global lleve a algunas especies a la extinción, ya está viendo resultados interesantes e inesperados.
Las aguas de la costa del archipiélago son ricas en biodiversidad, pero incluso científicos locales experimentados se han sorprendido por algunos de los primeros hallazgos, sobre todo los recuperados de muestras de sedimentos y rocas.
Encontrar nuevas especies consiste en saber dónde buscar, las técnicas de muestreo incluyen la captura de rocas y sedimentos con la esperanza de encontrar hasta las formas de vida más pequeñas.
Buzos profesionales salen a diario a recoger muestras a profundidades de hasta 50 metros en los puntos de inmersión más ricos en biodiversidad de la zona.
Cabe destacar que, actualmente se está viendo las muestras que se han etiquetado cada una con un número que corresponde a la información que han recogido los buceadores en las profundidades marinas, fecha, temperatura y el lugar donde se tomó cada muestra para almacenarla con los datos; así los taxónomos pueden ver toda la información sobre dónde se ha recogido.
Una vez recuperadas, las muestras se transfieren a bandejas para que los especímenes sigan existiendo como lo harían en el agua del mar.
Cada nuevo hallazgo se traslada cuidadosamente para ser fotografiado y catalogado antes de pasar a la opinión experta de Jesús Ortea, cuyo conocimiento del medio marino de toda la Macaronesia no tiene rival.