Por: Nestor Diaz Diaz
Periodista: Reg.-N°- 9137 –
En la columna anterior les mencioné con humildad que nuestra selección iría por el honor, hacia la Copa América EE. UU. 2024, y ni lo salvaron. El terreno de juego les calzó empinado, con escasas llegadas a puerta rival. «Los nonos» retornan sin pena ni gloria luego de una competición para olvidar. Los niños, la juventud peruana no se merece esta película. Algunos ilusionados aún con su camiseta debajo del abrigo, sin querer mostrar su amor por los colores el día que jugaba la blanquirroja; otros, con camisetas de ligas europeas para no pasar «roche». Y es que los nuestros contaban con la sangre que ardía por un triunfo pero, la realidad era otra. La realidad nos muestra un plantel de escasa pierna y frescura, sin recambio generacional, lo cual nos pasa factura en la alta competencia internacional. Fossati, el llamado a apagar el incendio de Reynoso, no atina una en sus planteamientos; por el afán de imponer un sistema que no se acomoda a los seleccionados. El uruguayo debería armar sus estrategias de acuerdo a las cualidades de sus pupilos y no dormirse en el desierto de excusas sin sustento. Los grandes estrategas del fútbol se adaptan a las características de sus dirigidos y más aún en una selección, donde no cuentas con la opción de compra de nuevos talentos.
Solamente nos aventura observar detrás del telón, las fases finales de una copa que nos quedó lejana e inalcanzable; dado el nivel de nuestros vecinos. Colombia, Venezuela es muestra de trabajo a largo plazo. «La vinotinto» zarpa primero en su grupo y no es suerte, es dirección hacia un objetivo conjunto con hambre de gloria. Argentina es la favorita por la corriente del Río de la Plata que, lleva entre sus aguas el último mundial y el torneo continental. Además está Messi, aunque camine en el campo, es un plus de aliento para los que le rodean. Me atrevo a delinear que sólo Uruguay le puede empapar a «los ches» con su propia agua en la final; que se desarrollará el 14 de julio en el Hard Rock Stadium, ubicado en la ciudad de Miami. Este moderno estadio tiene capacidad para albergar a 75.540 aficionados.
Algunos hechos eternos de la Copa América, es cuando João de Maria jugador de Brasil en la edición de 1921, se vistió de negro y arbitró un partido entre Chile vs. Argentina, los cuales quedaron igualados a uno (jugador y árbitro). Un match de 150 minutos: el partido más largo en la historia del certamen data de 1919, Brasil vs. Uruguay necesitaron de un doble tiempo extra para definir su eliminatoria, que tenía un marcador empatado a dos dianas. Se jugaron 60 minutos más de tiempo efectivo, ya que no existía reglamento para tal fin. A dos minutos de nacer el segundo alargue, el genial Arthur Friedenreich marca el 1 a 0 para Brasil y corona a la verdeamarela con su primer título internacional. Arthur (el mulato de ojos verdes) hijo de un empresario alemán y una lavandera negra rompió con la brecha que «el fútbol es sólo para blancos». Por otro lado, con respecto al trofeo, a diferencia de otros torneos, el equipo campeón levanta la misma copa que se ha ofrecido desde 1916, la cual fue adquirida a la Casa Escasany, una joyería en Buenos Aires, Argentina. Para la presente edición 2024, la pieza ha pasado por una restauración. La actuación más importante en una sola competición es del rey Pelé, en la Copa América de 1959:
x90 minutos,
6 partidos (519 minutos),
8 goles (1.39),
4 asistencias (0.69),
73% contribución G+A (12/17),
98 faltas recibidas (17).
Detrás del telón no nos arrancan el sueño, de contar con un seleccionado acorde con el moderno fútbol. El hincha de a pie está con la herida abierta, por tal motivo, se entretiene más bien en la Eurocopa, mientras degusta un almuerzo de su plato favorito; y es que sólo en la gastronomía somos campeones. – Que Gallese y Zambrano hayan sido los mejores, ¿eso qué significa? Se pregunta un comensal. A lo que su compañero responde golpeando la cuchara sobre la mesa: – Es que nos atacaron los tres partidos y no tuvimos respuesta, menos creación, ni hablemos de goles. – El próximo mundial es una utopía. Rellena el primero. – Claro pues hermano, ahora «los chamos» nos pintarán la cara. Prosigue el otro que abandona su lugar de espaldas a la TV. Es la realidad de un país futbolero sin canchas, sin arcos, sin pelota pero, con el sueño intacto en un futuro de copas. ¡Centro al área y tú tienes el balón!