Por: Alejandro Marco Aurelio Capcha Hidalgo
Periodista: Reg. N°.-4654-
El juez Jorge Chávez Tamariz dejó sin efecto el pedido del fiscal José Domingo Pérez, quien solicitó en su acusación 35 años de cárcel en contra del exmandatario por el presunto delito de lavado de activos, el pasado 12 de mayo, tras dar por finalizada la fase de investigación preparatoria del caso.
El fiscal Domingo Pérez solicitó, y pretendió una pena severa a PPK como si fuera un asesino o jefe de una banda de genocidas, acusándolo de haber formado una organización criminal con su secretaria y su chofer; ello corrobora el carácter excéntrico, desenfrenado y politizado de las actuaciones de ese funcionario del Ministerio Público. Un opinólogo ha señalado los US$12.2 millones que el díscolo fiscal afirma que PPK ‘lavó’ resultan de la suma de los ingresos declarados por él en una década provenientes del sector privado. La pasión desmedida de Pérez Diaz; había desestimado considerar los peritajes y los informes financieros aportados por la defensa, en lo que estructura un modus operandi usual del polémico fiscal.
Lo mismo hizo con Ricardo Briceño, donde no solo -NO- consideró los descargos y explicaciones, ni realizó una labor concienzuda de los hechos, sino que se convirtió en un patán narrador de cuentos, fabulando un fraude de Briceño contra la propia CONFIEP -pese a que confederación lo desmintió-, para darle dos millones de soles a Keiko Fujimori el cual nunca se había dado y menos concretado porque se usaron en una campaña de defensa de la economía de mercado. Por ende, la Corte Superior ordenó anular la decisión del juez Zúñiga de pasar a juicio a Briceño, pero resulta que procurador del Poder Judicial, sumándose a la demencia ha apelado, continuando al delirio.
Al controvertido fiscal mediático, José Domingo Pérez no le interesan los hechos ni la verdad objetiva menos la justicia. Lo que le interesa es imputar a sus fantasmónes políticos, y sus enemigos ideológicos, o construirse un modelo de figura, o perfil de gran combatiente contra la corrupción.
Ello le genera un conflicto de pasiones incontrolable, por ello comete abusos irreparables. El debería ser denunciado por la destrucción del honor y la estabilidad emocional sicológica de muchos ciudadanos. Para muestra un botón, el ex ministro de economía, Miguel Castilla.
Para no hablar de Keiko Fujimori, humillada y abusiva prisión preventiva por donaciones de campaña que no eran delito pero que fueron criminalizadas con el argumento -forzado- e insostenible de que se trababa de lavado de activos, cuando ni el origen de los fondos era delictivo, ni los receptores tenían por qué sospechar que pudieran serlo. Y adrede fue imputada Lourdes Flores, ex lideresa dl partido político Popular Cristiano, PPC.
El fiscal José Domingo Pérez y el equipo Lava Jato han petardeado y dinamitado la clase política y por ende la democracia en el Perú, llevando a la cárcel a líderes de partidos importantes como si fueran criminales de altísimo vuelo, y tipificando a los partidos como organizaciones criminales. Los peruanos nos sentimos indignados por el actuar díscolo del equipo Lava Jato, quien condenamos por los excesos ilimitados e inconmensurables.
Una democracia sin partidos, y los esfuerzos de construcción partidaria en marcha, fueron exterminados o debilitados en extremo, dejando al país sin un centro izquierda popular y sin una derecha popular que pudieran representar a parte importante de una sociedad que ahora rechaza la política y a los políticos.
Indudablemente toda esta perversidad lo hicieron en concierto con el gobierno de Vizcarra, y se sumaron algunos personajillos como Gustavo Gorriti, director de IDL, y el trust de los medios de comunicación que arremetió en ese entonces contra un congreso visto como el reducto precisamente de Fuerza Popular, congreso al que había que cerrar de la misma manera como que había que enviar a prisión a la líder del fujimorismo. Las guerras santas son nocivas, crean demonios y adjudican demonios señor fiscal, José Domingo Pérez.