Un vuelo comercial de la aerolínea irlandesa Ryanair que tenía como uno de sus pasajeros, a el periodista crítico del régimen de Lukashenko, Roman Protasevich, fue interceptado por un avión de combate MiG-29, mientras este pasaba por el espacio aéreo de Bielorrusia, con el cuento de una posible bomba dentro del avión y bajo las órdenes del dictador de Bielorrusia: Alexander Lukashenko, el avión fue obligado a aterrizar en Minks donde se capturo al opositor, generando un ola de condena internacional describiéndolo como un «secuestro» y un «acto de terrorismo de Estado».

El vuelo FR4978 de Ryanair tenía como destino Vilnius (Lituania) y estaba cerca de aterrizar en su destino, sin embargo, fue obligado por una aeronave de guerra bielorruso a desviar su destino y a aterrizar en un lugar mucho más lejos que el destino.

Algunos pasajeros describieron haber visto al activista nervioso mientras el vuelo se desviaba a Bielorrusia, “simplemente se dirigió a la gente y dijo que se enfrentaba a la pena de muerte”, dijo Monika Simkiene, una lituana de 40 años. Una vez que el avión piso tierra bielorrusa, se hizo una revisión exhaustiva, pasajero por pasajero, y se detuvo al periodista Roman Protasevich, junto a él también se arrestó a su novia Sofía Sapega, una joven rusa de 23 años, luego el avión continuo con su ruta a Vilnius (Lituania).

La Unión Europea tiene planificada este lunes una cumbre extraordinaria para discutir este asunto, así como el endurecimiento de las sanciones existentes contra Bielorrusia, impuestas por la represión en las manifestaciones contra el régimen del que se conoce como el último dictador de Europa, Alexander Lukashenko.

Líderes mundiales reaccionaron enérgicamente tras lo sucedido. En Atenas, donde el vuelo despegó, el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis tuiteó: «El aterrizaje forzoso de un avión comercial para detener a un periodista es un acto impactante sin precedentes». La jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuiteó: «El comportamiento escandaloso e ilegal del régimen en Bielorrusia tendrá consecuencias», asimismo pidió la liberación de Protasevich y aseguró que los responsables «deben ser sancionados».

El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, denunció las acciones de Bielorrusia como «un acto de terrorismo de Estado», mientras que el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, pidió una «respuesta fuerte y unida» de la UE.

Lituania y Letonia, han pedido que los vuelos internacionales no utilicen el espacio aéreo bielorruso. Mientras tanto, la Organización de Aviación Civil Internacional, la agencia de aviación civil de la ONU, dijo que el aterrizaje forzoso «podría estar en contravención del Convenio de Chicago», que protege la soberanía del espacio aéreo de las naciones.

El aeropuerto de Minsk había emitido un comunicado diciendo que el avión tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia allí por una presunta bomba. El servicio de prensa de Lukashenko indicó que el mismo presidente dio la orden de desviar el vuelo, y había ordenado que un avión de combate MiG-29 lo acompañara.

Estados Unidos condenó enérgicamente el arresto, y el Secretario de Estado Antony Blinken pidió la liberación de Protasevich. “Este impactante acto perpetrado por el régimen de Lukashenko puso en peligro la vida de más de 120 pasajeros, incluidos ciudadanos estadounidenses”, sentencia el comunicado.

El presidente lituano, Gitanas Nauseda, describió las acciones de Bielorrusia como «abominables» y los fiscales dijeron que habían abierto una investigación criminal por el secuestro de un avión. Por su lado el secretario general de la OTAN lo calificó de «grave y peligroso» y exigió una investigación internacional.

Ryanair mencionó en un comunicado, que la tripulación del vuelo «fue notificada por el control de tráfico aéreo de Bielorrusia de una posible amenaza a la seguridad a bordo», y se les había ordenado que se desviaran a Minsk, el aeropuerto «más cercano».

Desde las controvertidas elecciones del pasado agosto, los bielorrusos han salido a las calles exigiendo la dimisión de Lukashenko, que ha gobernado el ex país soviético desde 1994. La UE y Estados Unidos, han sancionado a Lukashenko y a decenas de funcionarios y empresarios vinculados a su régimen, con la congelación de sus activos y con prohibiciones de visados.

Lukashenko reclamó una gran victoria en las elecciones del año pasado, un resultado denunciado internacionalmente como amañado. Siguieron meses de protestas populares por su gobierno, lo que provocó una represión que ha dejado a la mayoría de la oposición exiliada o encarcelada.

M.A.N.