A la mayoría le aburre la historia, pero la verdad es esta, sino sabemos de dónde venimos, no sabremos quienes somos, y si no sabemos quiénes somos, nunca sabremos a donde ir; esa premisa es válida no sólo para las personas, sino también para una nación entera.
El 7 de junio se celebra el día de la bandera, y no es un feriado cualquiera, no es sólo una excusa para juntarse con los amigos para divertirse, o hacernos los patrioteros con poses chauvinistas; sino para recordar y reflexionar un hecho importante de nuestra historia, que es la Batalla de Arica. Donde unos pocos se enfrentaron a muchos, con todo en contra y sin importar el seguro fatal desenlace, dieron todo, y sí, hasta su propia vida, por sus ideales, por su país, por su gente y por sus familias. ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a hacer eso hoy en día?
Recordamos al Coronel Francisco Bolognesi y su mítica frase de: “Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”, también a Alfonso Ugarte, que, para proteger nuestro emblema nacional, esa blanquiroja que tanto adoramos cuando juega nuestra selección, saltó con su caballo, bandera en mano, al abismo del Morro de Arica para evitar que caiga en manos enemigas. Y sin olvidar a todos los héroes anónimos que siguieron al Coronel Bolognesi en la defensa de Arica.
No quiero enarbolar los odios hacia el país vecino de Chile, sino, intentar mirar desde otra perspectiva, así como hoy, en esa época el país estaba totalmente dividido, el norte por su lado, diciendo que, “No era su guerra, sino de los del sur”, otros diciendo a viva voz, “Los chilenos antes que Piérola”, mientras el presidente de esa época se fugaba con el dinero del país destinado a comprar las armas para la defensa nacional. Fue en ese contexto que héroes inmensos, sin importarle la mezquindad e indiferencia de todo un país, dieron su vida por todos nosotros. Los enemigos de esa época fueron nuestros vecinos sureños, hoy lo es la pobreza y el subdesarrollo, pero seguimos tan desunidos como en esa época, la provincias siguen culpando al “centralismo de la capital” de todos sus males, una gran parte de peruanos “prefieren a cualquiera antes que al fujimorismo”, y así podríamos seguir con la lista interminable de similitudes; pero el punto central es la desunión, los odios y mezquindades entre nosotros mismos, no sirve de nada recordar y rendir honores a nuestros héroes, si no honramos su memoria y los ideales por los cuales ellos dieron su vida. No seamos pues hipócritas con ellos, no sólo nos acordemos en los feriados, y todo el resto del año traicionemos el legado que ellos nos dejaron.
Se nos vienen tiempos difíciles en el escenario mundial y debemos estar unidos, para que ésta vez nadie tenga que sacrificarse por todos nosotros, puesto que, estoy completamente seguro que tanto Bolognesi, Alfonso Ugarte, y también Grau, hubieran preferido vivir una larga junto a sus familias, en vez de ser héroes naciones, ellos aceptaron su destino porque tenían “deberes sagrados que cumplir”, ahora nos toca a nosotros cumplir esos deberes, sólo así honraremos sus memorias.
Robinson Bernal Abad