En las últimas semanas donde se pudo presenciar una crisis política, se retornó al debate sobre el aumento de la remuneración mínima vital. Aunque se esperaba que el tema fuera abordado el último viernes de enero en el Consejo Nacional del Trabajo (CNT), su discusión no se realizó, pero sí se dio a conocer una propuesta de un sueldo mínimo diferenciado. La incógnita que surge es si ¿es momento de establecer remuneraciones mínimas diferenciadas o definir el incremento de esta?
El mismo viernes, la ministra de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), Betssy Chavez, detallaba que el alza de la Remuneración Mínima Vital (RMV) no había llegado a ser discutida por temas de agenda en el CNT, el cual es integrado por los representantes de los gremios empresariales y sindicatos. Pese a todo, mencionó que en el MTPE han diseñado una propuesta para establecer remuneraciones mínimas diferenciadas y que la iniciativa iba a ser presentada aquel mismo día. Pero no pudo ser posible, ya que los sindicatos propusieron una agenda de trabajo propia, la que fue aceptada por los representes gremiales.
El abogado laboralista y socio de Damma Legal Advisors, Germán Lora, señala que será importante conocer si el aumento de la RMV será diferenciado por empresa o por región y si eso significa un aumento parcial para Lima o para otras ciudades. Y en cuanto al virtual aumento del sueldo mínimo, destacó que es evidente la intención del Gobierno de establecer una remuneración base que sea igual o mayor a S/1,000.
“El aumento de la RMV tiene que estar sustentada por temas técnicos. Lo que preocupa es que ya el Poder Ejecutivo generó un aumento mediante el subsidio de S/210, sobre la base de entender que eran por enero, febrero y marzo, y que a partir de marzo ningún peruano, como decía el presidente, podría ganar menos de mil soles. Entonces, independiente de si la situación económica permite o no el aumento de la RMV, parece que, si no ocurre nada raro, la posición del Gobierno va a ser aumentar el sueldo mínimo por lo menos a mil soles”, agregó.
Sobre el debate de, si es el momento o no para aumentar el sueldo mínimo, Lora afirma que “siempre ha sido una decisión política, sea porque el Gobierno comenzaba, porque el Gobierno estaba en crisis, siempre ha sido política y hoy tenemos un Gobierno en una extremada crisis. ¿Y qué mejor que aumentar la RMV?”.
“Las fórmulas tienen que ver con inflación, con productividad. El único problema es que si la fórmula, establece, por ejemplo, que debe subirse a S/1,100, ¿es el momento de hacerlo?”, puntualiza.
Pero para el exdirector de Promoción del Empleo, Javier Dávila si bien las decisiones de aumentar la RMV son políticas, “el monto a incrementar que sale es uno que respeta la fórmula con las dificultades que tiene”. Esas dificultades hacen alusión a la manera de evaluar y medir los factores que entran en ella como la productividad y la inflación.
“El primero es la inflación subyacente proyectada del año en que se hará el alza y que excluye todos los productos que tienen alta variabilidad. Esta es estimada por el Banco Central de Reserva (BCR), y luego se trabaja la productividad”, dice Dávila, y subraya que, cuando se trata de productividad, el capital y trabajo son los dos elementos para medir. Pese a eso, el principal problema, es la calidad de la información disponible.
“Hay diversos estudios que determinan diferentes valores que al final obligan a tener cálculos que numéricamente hacen que te salga distinta la productividad. El INEI tiene una información, el BCR calcula otra cosa, y hay estudios de buenos economistas que tienen diferentes valores para estas variables”, asevera.
Por tal razón, en varias ocasiones es posible obtener diferentes resultados según la forma cómo se mida la productividad y la información que se use para ello. “Eso es algo que no se ha podido arreglar lamentablemente porque la discusión en el CNT termina siendo finalmente “yo busco el valor que más me convenga””, enfatiza Dávila.
Con este panorama, para el exdirector una salida que podría facilitar por lo menos la revisión de la RMV y evitar el estancamiento sería el establecimiento de una metodología clara. “Peor es lo que ocurre ahora, que se inicia una discusión y al final no se saben los valores que se pueden tomar”.