Esta Semana Santa comenzó en Domingo de Ramos, donde recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, siendo aclamado por todo el pueblo con grandes hojas de palma y cantos. De todos estos días el Viernes Santo y Sábado Santo no se celebra la misa, como signo de que Jesús está muerto.
Asimismo, en la noche del Sábado Santo se celebra la Vigilia Pascual, que se divide en 4 momentos: Primero es el rito de la bendición del fuego, con el que se enciende el Cirio Pascual, este es el signo de Cristo resucitado; sigue la Liturgia de la palabra, son textos de la biblia que recorren la historia de salvación; tercero es la Liturgia Bautismal, donde se renuevan las promesas del bautismo y por último la Misa de la Vigilia Pascual, este hace presente el triunfo de Jesús sobre la muerte.
Para terminar esa celebración, el día más importante del año litúrgico, es el Domingo de Resurrección, es un día donde los católicos celebran la Pascua como una nueva oportunidad de salvación, siendo el paso de la muerte a la vida. El Cirio Pascual es un símbolo muy importante en el período denominado Tiempo Pascual.
De igual manera, este se enciende el Sábado Santo en la Vigilia Pascual, significando Cristo resucitado y de Luz, tiene que ver con la llama que ilumina que Cristo es la Luz para nosotros. Este no tiene ninguna diferencia ante otros que usan en la liturgia; cada año se renueva este Cirio en la vigilia del Sábado Santo y nos acompaña hasta la tarde del Domingo de Pentecostés.
Después de esos días, el Cirio Pascual se tiene que guardar dignamente o puede ser guardado junto a la fuente bautismal. Cada vez que se necesite se coloca en el altar y se enciende durante las celebraciones en los bautizos del año.
