Hoy en día, más de 500 millones viven en lugares muy propensos a sufrir inundaciones y alrededor de 160 millones viven en países donde las sequías son cada vez más habituales, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Esta alarmante información desvela una crítica situación que esta población infantil afronta frente a diversas amenazas, siendo una de ellas, el calentamiento global.
Infancia Interrumpida
Según UNICEF, los cambios de clima intensifican las sequías, inundaciones y las olas de calor, causando un efecto directo en la mayor propagación de graves afecciones como la malaria, diarrea, y la desnutrición.
En ese sentido, según un reporte de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, el cambio climático puede causar problemas y enfermedades respiratorios en los niños debido a que sus pulmones siguen en desarrollo en esa etapa.
Asimismo, indica que la alta variabilidad en los cambios meteorológicos así como los desastres que ocurren a causa de estos, podrían incluir tener efectos colaterales como problemas de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
En ese contexto, el documento recalca que las actividades de los niños por naturaleza como pasar más tiempo al aire libre y por ende son más propensos a los efectos del clima. Además, el contacto con el agua también sería un factor riesgoso debido a estos fenómenos meteorológicos.
Cumbre de París
Con el fin de frenar los efectos nocivos del cambio climático, los líderes mundiales necesitan realizar estrategias de prevención y reducción. En ese sentido, la Cumbre de París es el escenario predilecto para poner en el tapete la problemática metereológica.
El fin es reducir en la mayor cantidad posible la emisión de gases de efecto invernadero, principal agente dañino, así como promover el uso y desarrollo de energías limpias y sostenibles.
Mientras más ambiciosas sean las acciones para frenar el calentamiento global, más niños escaparán de sus terribles efectos y podrán tener la infancia que todo ser humano se merece.
No obstante, existe la necesidad de crear un plan de acción frente a las consecuencias que pueden tener las emisiones de dióxido de carbono que ya se han producido hasta ahora.
«Las elevadas cifras subrayan la necesidad de actuar urgentemente», dice Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF. «Los niños de hoy son los menos responsables del cambio climático pero son ellos y sus hijos los que tendrán que vivir con sus consecuencias. Y, como suele ser habitual, las comunidades más desfavorecidas se enfrentan a las mayores amenazas».
Finalmente, Lake afirma que «Sabemos lo que hay que hacer para prevenir la devastación que puede causar el cambio climático. No actuar sería inaceptable», asimismo, recalca que «Se lo debemos a nuestros niños y a nuestro planeta».