Tras la muerte del estadounidense Otto Warmbier, que fue sentenciado a 15 años de trabajos forzados en Corea del Norte por intentar robar un afiche propagandístico durante un viaje como turista y luego devuelto a su país en estado de coma; el gobierno de Donald Trump, prohibió a sus ciudadanos visitar el país dirigido por Kim Jong-un.
El presidente americano considera que el país asiático es “demasiado peligroso” y representa un «peligro inminente a la seguridad física”, por tal motivo el Departamento de Estado ha declarado que desde el 1 de setiembre, los pasaportes estadounidenses que quieran ir a Corea del Norte o solo pasar por ese país, serán inválidos.
Por su parte, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, declaró que no hay motivo para que los americanos se sientan amenazados y que las puertas del país están abiertas para todos los que vayan con buena voluntad. Agregó que en su país se castiga de acuerdo a la ley a quienes cometan crímenes contra el Estado sin considerar su nacionalidad.
«Siempre dejaremos nuestras puertas abiertas a cualquier ciudadano estadounidense que quiera visitar nuestro país por buena voluntad, (…) No hay ningún motivo para que los extranjeros sientan amenazas a su seguridad» declaró.
N.R.C.H