Estados Unidos superó ampliamente el umbral de 1.001 casos de sarampión confirmados en mayo de 2025, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). El epicentro del brote actualmente se encuentra en el oeste de Texas, donde se concentra el 70% de los casos, aunque esta propagación ya ha alcanzado otros brotes activos, definidos como más de tres casos epidemiológicamente relacionados.
En el estado mencionado de Texas, 717 casos han sido confirmados en 32 condados. De entre ellos, 405 se concentran en el condado de Gaines, una región con baja cobertura de vacunación, particularmente entre comunidades menonitas. El brote dejó como resultado al menos 93 hospitalizaciones y 2 muertes pediátricas, ambas en niños no vacunados sin condiciones médicas subyacentes.
Decesos y hospitalizaciones en aumento
Además de Texas, se reportó un nuevo fallecimiento en Nuevo México: un adulto no vacunado que no buscó atención médica tras presentar síntomas compatibles con sarampión. En ese estado, los casos se mantienen en 71 con 7 hospitalizaciones.
ueva York y Washington.
Panorama regional: brotes amenazantes en Canadá y México
El brote no solo se limita únicamente a Estados Unidos. En Ontario, Canadá, se registraron 1.440 casos desde octubre de 2024, con un aumento de 197 casos en la última semana. Alberta reporta casi 400 casos. En México, el estado de Chihuahua enfrenta un brote significativo con 1.194 casos y una muerte confirmada.
Esta situación plantea riesgos para la región, especialmente en comunidades con baja cobertura vacunal y alta movilidad transfronteriza.
Causas y riesgos: la lamentable caída en la cobertura de vacunación
Aunque el sarampión fue declarado erradicado en Estado Unidos en el año 2000, su resurgimiento se relaciona directamente con la disminución en las tasas de vacunación infantil, acentuada durante la pandemia por COVID-19. Cada vez más padres presentan excepciones por motivos religiosos o de conciencia personal, debilitando la inmunidad colectiva.
El virus del sarampión es peligrosamente contagioso y puede transmitirse por el aire simplemente al respirar carca de una persona infectada. La inmunidad de grupo se alcanza con coberturas superiores al 95 %, umbral que muchos distritos escolares y comunidades no están cumpliendo actualmente.
Vacunación MMR: protección efectiva y segura
La principal herramienta fundamental para prevenir el sarampión es la vacuna triple viral (MMR), que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Los CDC recomiendan:
– Primera dosis: entre los 12 y 15 meses de edad
– Segunda dosis: entre los 4 y 6 años
Las personas que se vacunaron antes de 1968 con una formulación ineficaz, deben recibir al menos una dosis actualizada. Aquellos que ya tuvieron sarampión se consideran inmunes.
La vacuna contiene una versión atenuada del virus, no causa la enfermedad y no es contagiosa. Sin embargo, puede generar una respuesta inmunitaria que confunda las pruebas diagnósticas recientes.
El riesgo de complicaciones y el tratamiento
El sarampión infecta el tracto respiratorio y puede generar complicaciones graves, especialmente en menores no vacunados. Los síntomas de mucho miedo incluyen fiebre alta, tos, ojos rojos, secreción nasal y sarpullido que se extiende por todo el cuerpo. En los casos más severos, puede derivar en neumonía, ceguera, encefalitis o hasta muerte.
No existe un tratamiento específico eficaz. La atención médica se centra en aliviar síntomas, prevenir complicaciones y mantener hidratación y confort.
Llamado a la acción: recuperar la confianza en las vacunas
Ante la escalada de mayoría de casos, las autoridades sanitarias insisten en reforzar los esquemas de vacunación, combatir la desinformación y actuar con rapidez ante los primeros síntomas. El secretario de Salud de Texas, reiteró la importancia de la vacunación infantil para contener la propagación: “No hay medida más efectiva para prevenir la muerte por sarampión que una vacuna administrada a tiempo”. El desafío no es únicamente epidemiológico, sino también social y comunicativo: recuperar la confianza ciudadana en la vacunación es esencial para proteger la salud pública y evitar que enfermedades prevenibles vuelvan a instalarse como amenazas recurrentes.