El último domingo, Rubén Vargas Céspedes renunció a la presidencia de DEVIDA (Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas). Le mandó una carta a Ántero Flores – Aráoz y le advirtió que había afrontado la crisis de manera irresponsable.
En el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski fue viceministro de Orden Interno y una de sus primeras tareas en el cargo fue respaldar la denuncia policial contra el Escuadrón de la Muerte, un grupo delictivo que se formó al interior de la PNP para realizar ejecuciones extrajudiciales.
Vargas creó una comisión investigadora para esclarecer los hechos y logró establecer que este grupo operó entre 2011 – 2014 y realizó seis operaciones delictivas a cargo de Raúl Prado Ravines, hoy prófugo de la justicia.
El exministro Carlos Basombrío y amigo de Vargas recuerda que fue el artífice de la estrategia de los megaoperativos. “Tiene claro que los objetivos en esta etapa son más acotados. Tiene claro que la Policía está en un momento complicado: por las marchas y por los robos durante la pandemia por parte de los jefes policiales”, señaló Basombrío al diario Perú21.
Agregó que Vargas tiene por un lado a la sociedad que reclama sanciones y, por el otro, una Policía que no puede ser reducida a ser los asesinos del pueblo, porque el Perú necesita a su Policía. “Sin caer en la impunidad y en la generalización, Rubén Vargas está capacitado para lograr la reconciliación de la PNP con el pueblo”, resaltó el exministro.
En la actividad privada, dirigió proyectos con fondos de cooperación internacional sobre crimen transnacional, tráfico ilícito de drogas, cultivos ilegales y conflictos sociales.
M.M.R.
