El gol del siglo elegido por la FIFA cumple 37 años. Esta anotación, que se produjo en el Mundial de México 1986, fue realizada por Diego Maradona, quien dribleó a los jugadores ingleses, incluyendo al portero, para marcar unos de los mitológicos tantos que quedará guardado en los anaqueles del balompié mundial.
El encuentro ocurrió el 22 de junio de 1986 en el estadio Azteca. Es decir, solo cuatro años después de la Guerra de las Malvinas, así como 20 años tras un partido polémico en el Mundial de Inglaterra 1966. En dicho partido, el capitán argentino, Antonio Ubaldo Rattín, fue expulsado. Además, Alf Ramsey, el entrenador inglés, calificó de “animales” a los argentinos tras la finalización del cotejo.
Veinte años después el duelo angloargentino tendría un nuevo e inolvidable capítulo.
En el minuto 51, Maradona recibe el balón y se lo cede a Jorge Valdano, cuyo disparo rebota en el defensor inglés Steve Hodge. Posteriormente, la pelota cae en medio del área, pero, en vez de que sea interceptado por el portero Shilton, Maradona golpea el balón con su puño izquierdo para convertir el primer gol para Argentina. El tanto fue catalogado como “la mano de Dios”.
Gol del siglo
Minutos después, el centrocampista recibe un pase de Héctor Enrique a 60 metros de la portería rival. Después, Maradona eludió a más de la mitad del equipo inglés: Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, Fenwick y el arquero Shilton. El gol tuvo a Jorge Valdano como espectador, quien recuerda el diálogo que mantuvo con Maradona en las duchas, minutos después del 2-1 sobre Inglaterra.
«Quería pasarte la pelota, pero no encontré hueco», le dijo Maradona. «¿Es que me estabas viendo?», le preguntó asombrado Valdano. «Claro, saliste como apoyo a la altura del segundo poste, pero no podía pasártela», respondió Maradona en su momento.
«No sé con qué parte del cuerpo me vio. Vi la secuencia miles de veces, y puedo descartar sin dudas que fuera con los ojos», dijo Valdano. Aquel gol, elegido como el «gol del siglo» en una votación en Internet organizada por la FIFA.
