En el Perú, uno de cada tres niños padece asma, razón por la que es considerado como el país latinoamericano con mayor taza de casos reincidentes en esta afección, sobre todo en su capital, puesto que el clima es muy húmedo y su nivel de contaminación ambiental es alto y saturado.
Hoy en día, casi 325 millones de personas sufren de asma a nivel mundial, con un crecimiento que ha alertado al ámbito médico y por ello, las Guías de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias calcula que dicho número alcanzaría a los 400 millones de pacientes para el 2025.
“Poco a poco se acerca el mes de invierno en el que muchas personas se resfrían, sin embargo, un simple resfrío para un asmático puede convierte en un grave problema de salud. Esta enfermedad crónica afecta a niños y adultos, pero en especial a las personas alérgicas (como rinitis o dermatitis) y que tienen familiares directos con la misma condición”, manifestó el doctor Rafael Reaño Ortega, neumólogo de la Clínica Javier Prado.
El médico también mencionó que algunos factores ocurridos en etapa temprana de la vida pueden afectar a los pulmones en desarrollo y aumentar el riesgo de padecer asma. Ejemplo: el bajo peso al nacer, la prematuridad, la exposición al humo de tabaco y otras fuentes de contaminación del aire, infecciones respiratorias virales como: bronquiolitis por virus sincicial respiratorio, resfriados por rinovirus, o gripe por virus influenza o parainfluenza.
Debido a esto, el especialista comparte las siguientes diez recomendaciones para aquellos padres con pequeños que presentan asma.
1.- Los síntomas del asma (tos, sibilancias, dificultad para respirar y opresión del pecho) pueden ser intermitentes o continuos, y suelen agravarse durante la noche o por ejemplo al hacer ejercicio físico.
2.- Los desencadenantes de los síntomas pueden variar de una persona a otra y, entre ellos, figuran las infecciones virales como el resfriado común, influenza, covid-19, polvo, la exposición pasiva al humo, gases, cambios climáticos, polen, el pelaje y plumas de animales, jabones, detergentes, desinfectantes y los olores o perfumes fuertes. Entre los alimentos está el maní, mariscos, preservantes o colorantes como la tartrazina y algunos medicamentos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) tipo ICOX1.
3.- Los niños y adultos con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de padecer asma y presentar una inadecuada respuesta al tratamiento farmacológico si no corrigen su estado metabólico-nutricional.
4.- El asma es diferente en niños que, en adultos, sobre todo en la etapa preescolar (menores de seis años), debido a que si el menor presenta sibilancias (sonido de chillido en la respiratorio) y probablemente sea diagnosticado con asma, no quiere decir que lo vaya a sufrir de por vida. La sibilancia es un síntoma muy común que «puede hacer pensar que el niño sufre de asma, aunque en numerosas ocasiones el diagnóstico correcto es otro». En el 60% de los casos la sibilancia es precoz y transitoria; en un 20% está asociada a alergia (el asma seguirá en la adolescencia) y en otro 20% es no alérgica (el asma remitirá).
5.- El tratamiento más común es el uso de los broncodilatadores, comúnmente llamados inhaladores mediante espaciadores y, en algunas ocasiones, a través de un nebulizador y medicación antiinflamatoria como corticosteroides por vía oral o dexametasona, hidrocortisona o metilprednisolona vía inyectable si el caso lo amerita.
6.- El asma no tiene cura, pero con un diagnóstico y tratamiento adecuado, y la educación de paciente y padres, se puede lograr un buen control del asma.
7.- Uno de cada cuatro niños puede seguir con ataques de asma o los síntomas se resuelven solo para volver después de un tiempo.
8.- El asma puede ser mortal si no se sigue un adecuado tratamiento.
9.- Los pacientes con asma tienen mayor riesgo de desarrollar depresión, lo que afecta su calidad de vida al sufrir de alteraciones del sueño, estrés, ansiedad, ataques de sibilancias, dificultades para hablar y restricciones en la vida social.
10.- La práctica de una actividad deportiva es conveniente para los niños con asma, siempre y cuando ésta se encuentre bien controlada con un adecuado uso de sus inhaladores.