Día cero

Por Andrea Chirinos C.

Son tiempos extraños– le dijo la extraña a su costado, mientras esperaban el mensaje de Vizcarra.


Lo son– pensó Mariana mientras asentía sin despegar la mirada de la pantalla.

Ellas eran prácticamente las únicas que mantenían la calma en el aeropuerto de Sao Paulo. El resto de pasajeros andaban protestando por la cantidad de vuelos cancelados y postergados hacia Lima.

Resulta que LATAM, aplicando su gran habilidad oportunista, había hecho una jugada magistral: agregar una pequeña escala en Brasil a los vuelos que llegaban de Europa, de esta forma, no tenían que cancelarlos, y Perú, por su parte, ya había cerrado la frontera con los países europeos más afectados como Italia, España y Francia.

Mariana y otros peruanos estancados en el aeropuerto habían conseguido, después de una abrumadora insistencia hacia los trabajadores que solo cumplían su trabajo, ver el mensaje a la nación en una de las pantallas de la sala de embarque.

Vizcarra pronunció aislamiento social y comenzó la empujadera.

¿Cómo iban a volver a su país?

Y no solo ellos. Muchos países estaban tomando medidas drásticas y mucha gente no estaba en sus casas aún.

Mariana respiró profundo y pensó en su madre. Una mujer de casi 80 años que estaba empezando a sentir los achaques de la edad. Ella había viajado sola a Guarujá para tomar unas cortas vacaciones, lidiar con el hecho que su novio la dejó por WhatsApp y que la acababan de despedir.

Ahora todos esos problemas parecían insignificantes al costado de un posible fin del mundo, como muchos profesaban a su costado y en redes. Sobre todo, en redes. Y mientras la gente se empujaba, lloraba o se empezaban a tirar maletas entre ellos, Mariana culpaba a su novio por terminarle y a su jefa por despedirla, justo en ese tiempo, justo antes de entrar en un estado de emergencia por una pandemia que, en sus inicios, solo respondía a un buen meme.

Lo cierto es que el coronavirus, que se propagó en China desde diciembre y se dio a conocer al mundo recién a mediados de enero, fue tomado a broma como respuesta inmediata de una población que cree que nadie va a acabar con ella, y fue tan solo hace unas semanas que tomó verdadera seriedad y la gente empezó a hacer compras innecesarias de papel higiénico.

A raíz de este creciente miedo a morir y que la pandemia se salga de control surgen muchísimas teóricas. Unos creen que China creó el virus y otros que fueron los reptilianos. Puede haber sido un control demográfico natural y que, quizás, todo se pudo haber evitado si la gente no comiera animales.

Pero hay algo muy cierto…

El planeta está harto de nosotros.