Denuncia de brutal agresión en cuartel de Arequipa destapa red de abusos y extorsión en el Ejército

Golpes, racismo y amenazas de silencio: así se vive el infierno tras las murallas del Cuartel Salaverry. Lo que comenzó como una agresión física terminó revelando una cadena de maltratos silenciados por años.


Un nuevo caso de presunta violencia institucional sacude al Ejército del Perú. José Daniel Escobar Ayqui, cabo de 19 años, denunció haber sido víctima de múltiples agresiones dentro del Cuartel Militar Salaverry, ubicado en el distrito de Miraflores, en Arequipa. Las agresiones habrían sido perpetradas por el subteniente Darío Hurtado Tello, el suboficial de tercera Chipana Ytalaque y un compañero de promoción.

Según la denuncia formal, presentada tras los hechos ocurridos el pasado 27 de abril, Escobar fue golpeado sin motivo aparente en el estómago por el subteniente Hurtado. Horas más tarde, el suboficial Chipana lo agredió en el cuello frente a otros soldados, exponiéndolo a una humillación pública.

La situación escaló aún más cuando Aderlyn Huamán, compañero de promoción, lo atacó con un objeto punzocortante en la ceja tras un desacuerdo por el ingreso de alcohol al cuartel.

“Cuando desperté estaba con sangre, y después de nuevo perdí la conciencia y aparezco en el hospital militar”, relató el cabo, quien continúa internado. Su familia denuncia que no ha recibido apoyo institucional y que incluso se les ha negado el acceso a recoger sus pertenencias.

La situación ha despertado alarma en la opinión pública, ya que tanto Hurtado como Chipana tendrían antecedentes de maltrato físico a otros soldados, e incluso se les acusa de extorsión. Escobar afirma que el suboficial Chipana le exigía las propinas que recibía, bajo amenazas constantes.

El joven cabo reveló también que las agresiones comenzaron desde su etapa básica, pero que nunca pensó que escalarían a este nivel. “Quería postular a la Policía, pero ahora con esta cicatriz siento que mis sueños se truncaron”, declaró con impotencia.

Mientras la Inspectoría del Ejército asegura haber iniciado investigaciones, el silencio institucional persiste y las respuestas son evasivas. La familia de Escobar insiste: no se trata de un caso aislado, sino de una cultura de abuso que debe ser erradicada de raíz.