EL PRESIDENTE: Buenas noches, compatriotas estadounidenses. Nos encontramos ante un punto de inflexión en la historia, uno de esos momentos en que las decisiones que tomemos hoy determinarán el futuro de las próximas décadas. Esta noche quisiera hablar con ustedes sobre esto.
Como saben, regresé de Israel esta mañana. Me dicen que soy el primer presidente estadounidense en viajar allí durante una guerra.
Me reuní con el primer ministro y con miembros de su gabinete de gobierno. Lo que más conmovedor fue que me reuní con israelíes que vivieron personalmente el horror espantoso del ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre.
Más de 1.300 personas fueron masacradas en Israel, incluidos al menos 32 ciudadanos estadounidenses. Decenas de personas inocentes fueron tomadas como rehenes, desde bebés hasta abuelos de edad avanzada, israelíes y estadounidenses.
Como les dije a las familias de los estadounidenses que están cautivos de Hamás, estamos persiguiendo todas las vías posibles para traer a sus seres queridos a su hogar. Como presidente, no hay mayor prioridad para mí que la seguridad de los estadounidenses que se encuentran retenidos como rehenes.
La organización terrorista Hamás desencadenó el mal puro y absoluto en el mundo. Pero tristemente, el pueblo judío sabe, tal vez mejor que nadie, que la depravación de las personas no tiene límites cuando lo que buscan es infligir dolor a otros.
En Israel, vi a un pueblo fuerte, decidido, resiliente y que también está indignado, conmocionado y sumido en un profundo, profundo dolor.
También hablé con el presidente Abás de la Autoridad Palestina y reiteré que Estados Unidos continúa comprometido con el derecho del pueblo palestino a la dignidad y a la autodeterminación. Las acciones de los terroristas de Hamás no eliminan este derecho.
Al igual que muchos otros, estoy desolado por la trágica pérdida de vidas palestinas, incluida la explosión en un hospital en Gaza, que no fue causada por los israelíes.
Lamentamos cada vida perdida. No podemos ignorar la humanidad de los palestinos inocentes que solo anhelan vivir en paz y tener una oportunidad.
Saben, el ataque a Israel sigue a casi 20 meses de guerra, tragedia y brutalidad infligidas al pueblo de Ucrania; personas que han sido gravemente lastimadas desde que Putin inició su invasión en plena escala.
En cuanto a Hamás, el objetivo declarado de su existencia es la destrucción del Estado de Israel y asesinar al pueblo judío.
Hamás no representa al pueblo palestino. Hamás utiliza a civiles palestinos como escudos humanos y familias palestinas inocentes están sufriendo inmensamente por su culpa.
Quisiera compartir con ustedes por qué asegurarse de que Israel y Ucrania tengan éxito es vital para la seguridad nacional de Estados Unidos. La historia nos ha enseñado que cuando los terroristas no pagan un precio por el terror que imponen, y cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, causan más caos y muerte y más destrucción. Siguen adelante, y el costo y las amenazas para Estados Unidos y el mundo siguen incrementando.
Irán está apoyando a Hamás y a otros grupos terroristas en la región. Y quisiera añadir que seguiremos exigiendo que rindan cuentas.
Estados Unidos y nuestros socios en toda la región trabajan para construir un mejor futuro para Oriente Medio, uno en el que Oriente Medio sea más estable, esté mejor conectado con sus vecinos, por medio de proyectos innovadores como el corredor ferroviario India-Oriente Medio-Europa que anuncié este año en la cumbre de las mayores economías del mundo. Habrá mercados más previsibles, más empleo, menos odio, menos agravios, menos guerras cuando estén conectados. Esto beneficia a las personas, beneficiaría a las personas de Oriente Medio, y nos beneficiaría a nosotros.
El liderazgo estadounidense es lo que mantiene unido al mundo. Las alianzas estadounidenses son lo que nos mantiene seguros a nosotros, a Estados Unidos. Los valores estadounidenses son los que nos convierten en un socio con el que otras naciones quieren trabajar. Poner todo eso en riesgo retirándonos de Ucrania, dándole la espalda a Israel, simplemente no vale la pena.
Por eso, mañana enviaré al Congreso una solicitud urgente de presupuesto para financiar las necesidades de Estados Unidos en materia de seguridad nacional, para apoyar a nuestros socios críticos, incluidos Israel y Ucrania.
Es una inversión inteligente que reportará beneficios para la seguridad estadounidense durante generaciones, nos ayudará a mantener a las tropas estadounidenses fuera de peligro, nos ayudará a construir un mundo que sea más seguro, más pacífico y más próspero para nuestros hijos y nietos.
En Israel, debemos cerciorarnos de que tengan lo que necesitan para proteger a su pueblo hoy y siempre.
El paquete de seguridad que estoy enviando al Congreso y que le pido al Congreso que apruebe es un compromiso sin precedentes con la seguridad de Israel que profundizará la ventaja militar cualitativa de Israel, a la que nos hemos comprometido: la ventaja militar cualitativa.
Vamos a asegurarnos de que la “cúpula de hierro” siga protegiendo los cielos sobre Israel. Vamos a asegurarnos de que otros actores hostiles en la región sepan que Israel es más fuerte que nunca y evitaremos que este conflicto se extienda.
Al mismo tiempo, el presidente Netanyahu y yo conversamos ayer de nuevo sobre la necesidad crítica de que Israel opere conforme a las leyes de la guerra. Ello implica proteger a los civiles en los combates lo mejor posible. El pueblo de Gaza necesita urgentemente alimentos, agua y medicamentos.
Ayer, en conversaciones con los líderes de Israel y Egipto, logré un acuerdo para el primer envío de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas a civiles palestinos en Gaza.
Si Hamás no desvía o roba este cargamento, estos cargamentos, vamos a generar un espacio para la entrega sostenida de asistencia humanitaria que salva vidas para los palestinos.
Y como dije en Israel: por difícil que sea, no podemos renunciar a la paz. No podemos renunciar a una solución de dos Estados.
Israel y los palestinos merecen por igual vivir en condiciones de seguridad, dignidad y paz.
Y aquí en nuestro país, tenemos que ser sinceros con nosotros mismos. En los últimos años, se ha dado demasiado oxígeno al odio, se ha alimentado el racismo y ha habido un aumento del antisemitismo y la islamfobia aquí en Estados Unidos.
Esto también se intensifica tras los acontecimientos recientes que llevaron a las amenazas y los ataques atroces que nos conmocionan y nos parten el corazón.
El 7 de octubre, los atentados terroristas reavivaron cicatrices profundas y recuerdos terribles en la comunidad judía.
Actualmente, las familias judías temen ser agredidas en las escuelas, usar símbolos representativos de su fe al caminar por la calle o incluso hacer su vida diaria.
Saben, sé que muchos de ustedes en la comunidad musulmana estadounidense o la comunidad árabe estadounidense, la comunidad palestino-estadounidense y muchos otros están indignados y dolidos, y piensan: “Ya estamos otra vez” con la islamofobia y desconfianza que vivimos después de los acontecimientos del Once de Septiembre.
Apenas la semana pasada, una madre fue apuñalada brutalmente, un niño pequeño, aquí en Estados Unidos, que acababa de cumplir seis años fue asesinado en su vivienda en las afueras de Chicago.
Su nombre era Wadea, Wadea, un estadounidense orgulloso, una familia palestino-estadounidense orgullosa.
No podemos quedarnos pasivos y permanecer en silencio cuando ocurre esto. Debemos, de manera inequívoca, denunciar el antisemitismo. También debemos, sin titubeos, denunciar la islamofobia.
Y todos ustedes que están sufriendo, aquellos de ustedes que están sufriendo, quiero que sepan lo siguiente: los veo. Ustedes pertenecen aquí. Y quisiera decirles esto: todos ustedes son Estados Unidos. Todos ustedes son Estados Unidos.
Este es un momento en el que hay…, saben, en momentos como estos, cuando el miedo y la sospecha, la ira y la rabia se imponen, tenemos que trabajar más arduamente que nunca para aferrarnos a los valores que nos hacen quienes somos.
Somos una nación de libertad religiosa, de libertad de expresión. Todos tenemos el derecho de debatir y a disentir sin temor a ser agredidos en escuelas o lugares de trabajo o en nuestras comunidades.
Y debemos renunciar a la violencia y la crueldad, vernos unos a otros no como enemigos sino como compatriotas estadounidenses.
Cuando estaba ayer en Israel, dije que cuando Estados Unidos experimentó el infierno del Once de Septiembre, también nos sentimos enfurecidos. Mientras buscábamos y obtuvimos justicia, cometimos errores. Y por eso advertí al gobierno de Israel que no se dejara cegar por la rabia.
Y aquí en Estados Unidos, no debemos olvidar quiénes somos. Rechazamos todas las formas de odio, ya sea contra musulmanes, judíos o cualquier persona. Eso es lo que hacen las grandes naciones, y somos una gran nación.
En momentos como estos, tenemos que recordar… debemos recordar quiénes somos. Somos los Estados Unidos de América; los Estados Unidos de América. Y no hay nada… nada más importante que nuestra capacidad si actuamos juntos.
Mis compatriotas, gracias por su tiempo.
Que Dios los bendiga. Y que Dios proteja a nuestras tropas.