Pensión 65 busca recobrar y dar valor los saberes ancestrales de los adultos mayores. En ese esfuerzo, el programa social del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) destaca el conocimiento de doña María Flores Huallpa, una cusqueña de 86 años de edad quien se dedica a la venta de hierbas medicinales. Conozcamos aquí su historia.
A doña María le encanta disfrutar ir a los cerros a recolectar hierbas como lo hacía de pequeña. De esta manera colecciona las hierbas medicinales y las vende.
En Andahuayllas, provincia de Quispicanchi, región Cusco, María Flores quien es usuaria en Pensión 65, sostuvo que no cambiaría su muña por nada del mundo para enfrentar los malestares estomacales que de tanto en tanto la aquejan. Ella siente que las ramas de distintos tamaños y olores que suele tener en su morada, no los usa como adornos, sino como sus más fieles compañeras y herramientas más eficaces para brindar salud.
Doña Marñia, a sus 86 años, asegura que la energía con la que sube los cerros más cercanos al valle para recoger las plantas medicinales se origina de los mates que prepara con esas hierbas benditas que le regala la Pachamama.
“Antes de la pandemia del coronavirus vendía mis hierbitas en la plaza de armas de Andahuaylillas. Cuando llegó la plaga, todo se paró. Pero siempre he tenido mi guardadito de plantas en mi casa para darle a las personas que venían en busca de ayuda. Para la gripe, para el estómago, para el hígado, para los nervios, para los dientes, para los pulmones, para el mal de wayra (viento)”, relata María.
Finalmente, advierte con total autoridad andina, en quechua que el mal de wayra se manifiesta de distintas formas y que además puede ser mortal. Añadió que, el viento coge a la gente si está preocupada, enojada, apenada o con hambre. Las personas con wayra sufren de dolores de cabeza, estómago y cintura, dijo. También se vuelven inapetentes, les sales granos y sueños horribles.“El molle es lo mejor para tratar el mal de wayra”, afirma la experta en hierbas curativas.