Ricardo Sánchez Serra*
La cumbre de la paz en Suiza programada para los próximos días 15 y 16 de junio en la ciudad de Lucerna, será un té de tías, una reunión de viejas chismosas, que no logrará la paz en la guerra ruso-ucraniana.
La razón principal es que Rusia no ha sido invitada. Es como si te convidan a una boda, sin la presencia del novio, entonces ¿qué significado tiene asistir?
¿Cómo puedes lograr la paz sin que uno de los contendientes esté presente?
El propio Papa Francisco ha señalado que, esa Cumbre de la paz en Suiza, carece de valor sin la participación de todas las partes involucradas, especialmente Rusia. Sus palabras destacan la importancia de la inclusión y el diálogo entre todos los países para alcanzar un acuerdo de paz efectivo.
A pesar de las buenas intenciones que tiene el Gobierno suizo en esta convocatoria, es un esfuerzo inútil, debido a que sin la presencia de Rusia ¿de qué paz hablamos? Es más, la organización de la cumbre le ha costado cara por los cuestionamientos tanto externos, como internos: la tan famosa neutralidad suiza -forjada en más de 100 años- queda en entredicho.
Rusia ha señalado que “Suiza se aleja de su estatus de país neutral al no invitar a Rusia a la conferencia”. Asimismo, el mayor partido parlamentario suizo, la Unión Democrática de Centro (UCD), hizo un llamado al Gobierno para que invite a Rusia a la conferencia y no convertirla en una sobre propaganda armamentista.
La participación de todas las partes es importante para “que no surja la impresión de que Suiza organiza una conferencia de los adversarios de Rusia…”.
La UCD propugna mantener al país en una estricta neutralidad, y asimismo, está en contra de las sanciones antirrusas y los suministros de armas para Ucrania.
Está demás señalar que la citada cumbre solo servirá de plataforma propagandística de Zelenski, en la que se pretenderá legitimarlo internacionalmente, porque su periodo como presidente de Ucrania finalizó el 20 de mayo y, de acuerdo a la Constitución, asume el presidente de la Rada Suprema (Parlamento). La Ley Marcial no está por encima de su Carta Magna y si bien es un asunto interno de los ucranianos, qué validez tiene la firma de Zelenski en los acuerdos internacionales, y en el eventual caso de un acuerdo de paz, ¿con quién va a negociar o firmar Rusia un tratado?
Y ya conocemos la perorata de Zelenski para su plan de paz: regresar a las fronteras de 1991, retiro de las tropas rusas, intercambio de prisioneros “todos por todos”, etc. Es absurdo lo que propone, porque, en primer lugar, Zelenski ha aprobado una ley que nadie puede firmar la paz con Rusia; en segundo lugar, los territorios que quiere recuperar, ya los perdió, en la práctica por la limpieza étnica que iniciaron los gobiernos ucranianos desde el 2014 contra las regiones de Crimea y el Dombás, logrando la animadversión de sus pobladores; y, asimismo, legalmente, porque mediante referéndum las regiones se independizaron y se adhirieron a Rusia.
En fin, los funcionarios de los gobiernos que van a la cumbre suiza, gozarán de la hospitalidad tradicional, los paisajes suizos, del cervelat, zumo de manzanas, vinos y los exquisitos chocolates suizos, disfrutarán de la tertulia, en unas merecidas vacaciones en las que se olvidarán de los problemas internos de su países, pero que lamentable y efectivamente no lograrán la paz, ni nada. ¡Salud!
*Premio mundial de periodismo “Visión Honesta 2023”