Ricardo Sánchez Serra
Hay una campaña recurrente contra el embajador de Cuba, Carlos Rafael Zamora, basada en falsedades, prejuicios y que se repite y repite, sin prueba alguna y hasta en esa cantaleta se resbalan algunas personalidades, que tal vez no tengan nada que hacer o busquen notoriedad.
Siendo políticamente conservador, estoy en contra del macartismo y de apoyar las medias verdades, que son en realidad mentiras.
Se pide la expulsión del embajador o declararlo persona no grata, sin ningún hecho que lo ampare, sin ningún tipo de pruebas, basado en rumores y que se pone en boca repitiendo siempre lo mismo. Ya parece un guión preparado solo para incomodar, atacar, convencer a la opinión pública de que lo que dicen es cierto. “Miente, miente, que algo queda”, como diría Goebbels.
Si el objetivo es desprestigiar al diplomático, la verdad es que se desprestigian ellos mismos. Pero igual hacen daño, muchos incautos les creen. “Las mentiras tienen las patas cortas pero los charlatanes, las piernas muy largas”.
El objetivo central es perjudicar las relaciones con Cuba, que históricamente han sido muy estrechas. Desde el siglo XIX que nuestro héroe Leoncio Prado luchó por la independencia de la isla y que en agradecimiento llegaron cubanos al Perú a apoyarnos en la Guerra del Pacífico.
Cómo olvidar que en el terrible terremoto de 1970, Fidel Castro donó sangre para los peruanos y envió mucha ayuda, entre ella a médicos. Igual Cuba estuvo presente asistiendo con médicos en los desastres del 2007 (Pisco), del Niño Costero en el 2017 o la pandemia del 2021
Son hechos que demuestran lo férrea de nuestra relación y que chismes no van a malograr.
Recientemente una parlamentaria presentó una moción contra el embajador Zamora y ahí quedó, sin aprobarse. Acusaba sin fundamrnto. Y voy a mencionar un par de mentiras sobre el embajador Zamora, que muestra la ridiculez y falacias sobre él: dijeron que estaba en el Cusco azuzando las manifestaciones contra la presidente Dina Boluarte y hasta mostraron una foto. ¡No era él! Pero así la presentaron.
En otra oportunidad difundieron otra imagen y en la leyenda señalaron -los trúhanes- que cómo era posible que la policía reciba órdenes del embajador. Esa foto se tomó en el homenaje en un parque de Miraflores al héroe de Perú y Cuba, Leoncio Prado y al diplomático lo habían invitado a saludar a la bandera peruana.
Al embajador Zamora le dio el placet el Gobierno peruano cuando era canciller el destacado diplomático Allan Wagner, y como tal cumple las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. ¡Déjenlo trabajar y estrechar más las relaciones peruano-cubanas!