
La crisis económica que atraviesa Bolivia ha tenido repercusiones directas en el comercio fronterizo con Perú, especialmente en el distrito de Desaguadero, en la región Puno. Los emprendedores peruanos reportan una caída significativa en sus ventas, atribuida a la disminución del poder adquisitivo de los compradores bolivianos.
La escasez de dólares y la devaluación de la moneda boliviana han llevado a un aumento en los costos de combustible, lo que ha contraído las actividades comerciales que antes dinamizaban esta zona. Los comerciantes bolivianos enfrentan serias dificultades para sostener sus negocios, mientras observan un incremento del turismo peruano hacia Bolivia, impulsado por un tipo de cambio favorable.

Desde hace semanas, Bolivia enfrenta problemas graves en el abastecimiento de diésel y gasolina, generando largas filas en los surtidores con esperas de hasta 30 horas. Según el economista Enrique Ayo, el modelo económico del gobierno boliviano ha ignorado factores cruciales como el PIB, enfocándose solo en el consumo y la baja inversión en la exploración de recursos naturales.
La situación refleja un cambio en la dinámica económica binacional, con restricciones financieras en Bolivia que afectan el intercambio comercial con Perú. El valor de 100 bolivianos en Perú fluctúa según el tipo de cambio, lo que también afecta las decisiones de compra de los consumidores.
A medida que la crisis se intensifica, el futuro del comercio en la frontera sigue siendo incierto, con la necesidad urgente de soluciones que estabilicen la economía boliviana y reestablezcan las relaciones comerciales en la región.