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Crisis alimentaria: impacto y medidas en el Perú

Consumir alimentos que se produzcan en lugares cercanos

Para el periodo 2023-2024, el Perú podría reducir aún más sus exportaciones en el sector agroexportador.
El Perú atraviesa una crisis alimentaria como consecuencia de diversos factores, entre ellos la pandemia, la operación especial militar de Rusia a Ucrania, la crisis de los contenedores y la inflación. La inestabilidad en los planos político, económico y social de nuestro país también es otro factor que ha impactado en el corazón del sector agrario y ha desencadenado un alarmante desabastecimiento de alimentos.
Para Jair Alvarado, economista y docente de la Universidad César Vallejo (UCV), el Perú sí verá impactada su economía. Sin embargo, los países que van a sufrir menos esta crisis son los que evidencien una relación positiva de importación y exportación. Esto debido a que, al contar con un mayor número de venta de productos fuera de sus territorios, tendrán más dinero para comprar.
“Hoy en día se paga cuatro o cinco veces más por productos como la urea y el fosfato de amonio. Esta situación afecta enormemente en el sector agrícola. Se están cerrando minas, las exportaciones van a disminuir y se proyecta que el sector agroexportador, para los años 2023 y 2024, reduzca aún más estas operaciones, lo cual ocasionará una inevitable caída”, mencionó el especialista de la UCV.
En otro momento, el docente indicó que esta crisis afectará directamente al agricultor peruano, por lo que es importante tomar medidas urgentes desde el Estado.
“El gobierno ya está comprando fertilizantes y otros productos para que la tierra esté abonada y así sobrellevar la situación. Ahora hay una economía de subsistencia, donde el minifundista va a seguir produciendo, pero todo será más caro. El problema radica en que las políticas aplicadas ahora no son las más adecuadas y con el tiempo habrá un impacto negativo”, mencionó el especialista, quien brinda algunas recomendaciones para actuar frente a la crisis alimentaria que viene afectando a más de 50 países, según un comunicado de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la Unión Europea (UE):
● Optimizar el uso de los alimentos. Es importante que las familias aprendan a no generar desperdicios al momento de preparar sus comidas. El uso de la cocina sostenible es una opción que se debe difundir y explorar más.
● Consumir alimentos que se produzcan en lugares cercanos y mantener el comercio abierto entre países, sobre todo con los más vulnerables. Es importante que se apoye con financiamiento a los Estados que tengan necesidades más urgentes.
● Otro factor a tener en cuenta son las herramientas para que los agricultores sigan produciendo alimentos; por ejemplo, el acceso a los fertilizantes, uno de los productos que han venido subiendo de precio dramáticamente.
“Según el Banco Mundial, en su último reporte del 24 de mayo, al 19 de este mes, el índice de precios agrícolas subió en 42 % (a diferencia de enero de 2021). Por otro lado, los precios del maíz y el trigo son 55 % y 91 % más altos, respectivamente, y los precios del arroz bajaron en 12 %”, mencionó Alvarado.
Es importante señalar que la crisis alimentaria está presente desde el inicio de la pandemia y se ha agudizado con los conflictos mundiales, la crisis climática y una deficiente política gubernamental en diversos países. Urge tomar medidas macroeconómicas para priorizar la pequeña agricultura y superar algunas limitaciones de acceso a ciertos alimentos.
Las conclusiones del informe demuestran la necesidad de dar mayor prioridad a la agricultura a pequeña escala, como respuesta humanitaria de primera línea a fin de superar las limitaciones de acceso y como solución para revertir las tendencias negativas a largo plazo. Además, promover cambios estructurales en la forma de distribuir la financiación externa, de modo que la ayuda humanitaria pueda reducirse con el tiempo mediante inversiones en desarrollo a más largo plazo y así haga frente a las causas profundas del hambre. En paralelo, debemos promover colectivamente formas más eficientes y sostenibles de prestar ayuda humanitaria.
“Si bien es cierto, el gobierno está dando apoyo a los pequeños agricultores (minifundistas que tengan menos de 5 hectáreas), esta ayuda no es suficiente debido a que no basta con hacer entrega de productos como la urea, sino también se necesitan los complementos como el fosfato de amonio, el sulfato de potasio, entre otros, lo cual incide negativamente en la productividad de la tierra y nos haría menos competitivos”, finalizó el especialista.