Según un estudio publicado recientemente en la revista Advanced Science, un grupo de científicos de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, han creado diminutos robots biológicos a los que denominaron “antropobots”, estos robots multicelulares, que varían en tamaño desde el ancho de un cabello humano hasta la punta de un lápiz afilado, fueron hechos para autoensamblarse y demostraron tener un notable efecto curativo en otras células y son capaces de realizar diferentes acciones de manera independiente y de adquirir múltiples formas, pueden reparar tejido neuronal dañado y se biodegradan en 60 días.
Desarrollados a partir de células traqueales humanas, logran moverse a través de una superficie y se ha descubierto que estimulan el crecimiento de neuronas en una región dañada en una placa de laboratorio. En otras palabras, pueden reparar el tejido neuronal afectado y propiciar que continúe su desarrollo.
En una nota de prensa, los especialistas encabezados por Michael Levin creen que si se pudieran agregar otras características a los antropobots, a través del aporte de diferentes células, podrían diseñarse para responder a su entorno, viajar a través del cuerpo humano y realizar funciones en su interior, o incluso ayudar a construir tejidos diseñados en el laboratorio.
Según los investigadores, un mayor desarrollo de los robots basados en células humanas podría conducir a múltiples aplicaciones en medicina de precisión, como por ejemplo la eliminación de la acumulación de placa en las arterias de pacientes con aterosclerosis, la reparación de daños en la médula espinal o los nervios de la retina, el reconocimiento de bacterias o células cancerosas o la administración de medicamentos a tejidos específicos, entre muchas otras posibilidades.
Cabe destacar que, para probar el potencial terapéutico de los antropobots, los científicos colocaron varios de ellos en un plato pequeño. En ese lugar, los antropobots se fusionaron, sin emplear ningún tipo de modificación genética, para formar un “superrobot”, que los investigadores colocaron sobre una capa de tejido neuronal que había sido rayado y dañado. En tres días, la capa de neuronas se había “curado” por completo gracias a la actividad del superrobot.