La cuarentena en el mundo, ha generado que millones de personas se queden en casa para evitar un posible contagio del coronavirus. Si para los adultos, el aislamiento domiciliario obligatorio ha causado estrés, en los niños es todavía más complicado de manejar por las rabietas, enfados y poca tolerancia a la frustración.
En ese sentido, no es extraño que la paciencia se vea degradada significativamente y aparezcan conflictos inimaginables durante la pandemia. Entonces, ¿qué hacer para llevarnos mejor, considerando que las medidas de confinamiento se mantendrán por largo tiempo? ¿Hay alguna técnica para no perder la paciencia en momentos de angustia?
Ante esto, la doctora Vanessa Herrera, del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del Ministerio de Salud, recordó que los niños son altamente vulnerables a la pandemia, sobre todo a nivel emocional. Algunos no han salido de sus hogares en más de 100 días.
“Los papás podemos sentirnos más estresados porque perdimos el trabajo, tenemos miedo a enfermar o contagiar a nuestros niños y toda esa tensión la extendemos a nuestros hijos. Aunque es difícil, debemos darles mensajes tranquilizadores, de aliento, motivadores, explicarles que esto es transitorio y que estaremos juntos como familia para enfrentarlo. Es lo que necesitan ahora”.
La especialista sugirió a los padres evaluar en todo momento nuestra salud mental familiar y nivel de afecto, así como las ganas que tenemos para afrontar las tareas del hogar, ahora más agotadoras que nunca. Algunas recomendaciones que brindó son:
- Tiempo fuera: “Esta técnica permite que, antes decir o hacer algo negativo, nos tomemos un tiempo para relajarnos, que puede incluir retirarnos a otro espacio. Hacer un ciclo de 10 respiraciones profundas, tomando aire lentamente hasta llenar el abdomen, contar hasta 10 y luego exhalar”.
Eso evitará peleas innecesarias y sobre todo situaciones de agresión o descalificación de los niños.
Transcurrido ese tiempo, el papá y la mamá estarán más tranquilos para manejar la situación y conversar con sus hijos sobre lo que ha pasado. Eso funciona hasta con los niños muy pequeños.
“Los hijos deben comprender que los padres son seres humanos y para eso los adultos debemos permitirnos decir lo que sentimos; que estamos tristes, cansados, que no nos gusta nuestro trabajo o que tal vez hoy no estamos satisfechos con lo realizado”.
- Nunca culpar: Nada justifica que descarguemos nuestra rabia y frustración contra los niños, destaca la doctora Herrera. “Yo puedo decir mi emoción auténtica, pero nunca culpando al otro. Hay que evitar frases como ‘estoy molesta por tu culpa porque te has portado mal’, ‘siempre es lo mismo’, ‘solo me haces renegar”. Son frase severamente tóxicas y descalificadoras que afectan la autoestima de un niño y una niña que está en plena formación de su personalidad”.
- En un hogar debe primar -sobre todo ahora que nos sentimos tan vulnerables- frases incondicionales como: te amo, estoy contigo, estamos juntos, te valoro, eres inteligente, hay que pintar, hay que jugar, tranquilo, tranquila que vamos aprendiendo juntos.
- Todos tenemos miedo y es parte de la pandemia, anotó, por lo cual no debemos rechazarlo. “Hay que aceptar lo que pasa y no luchar queriendo controlar todo. Eso justamente generará una sensación de estar hiperalerta, afectando nuestras emociones. Hay que hablar de los miedos, pero también permitirnos un espacio para jugar con nuestros niños, tirarnos en el piso, escucharnos activamente, narrar historias que nos calmen. No soltemos la esperanza, resistamos en este momento”.
Si a pesar de todas estas recomendaciones, perciben que los niños siguen inquietos o empiezan a hablan sobre ideas de morir, la experta del INSM sugirió buscar ayuda especializada llamando a la línea 113, opción 5, donde se les proporcionará atención especializada. Los padres o tutores también acudir directamente a un centro de salud mental comunitario más cercano.
F.L.P