China aprobó el uso de la inyección “Tan Re Qing” para el tratamiento de personas infectadas por COVID-19. Su principal componente es la bilis de oso, el cual es reconocido en ese país por sus cualidades terapéuticas en la medicina tradicional y ahora por su eficacia contra la pandemia que sigue afectado a más países.
El mes pasado, el Ministerio de Salud de China recomendó esta inyección la cual es indicada para tratar enfermedades respiratorias. El medicamento está compuesto por la bilis de oso, que es extraída del oso tibetano conocido como oso negro asiático o del Himalaya. También por polvo de cuerno de cabra y extractos de plantas.
Pese a que el gobierno chino alienta a la población el uso de este medicamento, por sus grandes beneficios y ahora como parte del tratamiento del COVID-19, asociaciones ecologistas se muestran en contra. Brian Daly, portavoz de la asociación Animals Asia Foundation (AFF), señala que promover el uso de la bilis es sinónimo de riesgo al aumento de volumen extraído, generando daño a los osos que se encuentran en cautiverio e incluso los que están en libertad.
Asimismo, Richard Thomas, de la Asociación Traffic, aseguró que el ácido biliar ursodiol(componente de la bilis de oso) puede ser producido de manera química. Esta acción permitiría evitar poner en riesgo a la especie de oso negro de Asia.
Al igual que China, países como Australia, Japón y Alemania vienen realizando diversas investigaciones para encontrar vacunas y el adecuado tratamiento contra este virus. Estos ensayos clínicos, se vienen ejecutando en animales, pacientes infectados y células humanas.
D.V.B.