La contaminación lumínica ha sido producida por la iluminación artificial nocturna, lo cual, constituye un problema medioambiental donde el impacto en la salud humana y en los ecosistemas, ha sido comprobado. Asimismo, un nuevo estudio revela un alarmante aumento de esta clase de contaminación en el último cuarto de siglo.
Alejandro Sánchez de Miguel, investigador de la Universidad de Exeter en el Reino Unido y doctor vinculado al IAA, agregó que “La preocupación por la contaminación lumínica surgió en el ámbito astronómico por la pérdida de calidad del cielo.” Además, sostuvo, se van conociendo cada vez mejor las consecuencias, más allá del evidente derroche energético.
Este estudio examinó las emisiones de luz de 1992 a 2017, destacando el impacto oculto de la transición a la tecnología de diodos emisores de luz (LED) de estado sólido. Los LED emiten en su mayoría, luz azul, incluso más que la tecnología de lámparas anteriores, aunque, los sensores satelitales son ciegos a la luz azul, por lo tanto, subestiman el nivel de emisiones.
L.P.C.C.