Aproximadamente hace 11.000 años sucedió algo inédito en los últimos 100.000 años de historia de la Tierra: el clima del planeta se volvió estable. Dicha era geológica con temperaturas predecibles, fue bautizada como Holoceno y le permitió a la humanidad desarrollar la agricultura, domesticar animales y básicamente crear el mundo moderno actual. Aunque, en ese proceso también se extinguió especies y dañaron ecosistemas, contaminaron el aire, agua y suelo y se desató la crisis del cambio climático. En otras palabras, se forzó el ingreso al Antropoceno, la actual era geológica donde los humanos somos los principales responsables de los cambios en el planeta.
En dicho contexto, un grupo internacional de científicos liderados por el sueco Johan Rockstrom del Centro de Resiliencia de Estocolmo, comenzó a investigar qué riesgos corremos de quedar el equilibrio natural y la capacidad de resiliencia de la Tierra. Además, su influyente estudio publicado en el año 2009, definió nueve límites interconectados que son determinantes para mantener la estabilidad en el planeta separados en zona segura, zona de riesgo creciente y zona de riesgo alto. Allí se encuentran: el Cambio Climático, Incorporación de nuevas entidades, reducción del ozono estratosférico, Carga de aerosoles atmosféricos, Acidificación del océano, Flujos bioquímicos (fósforo, nitrógeno), Uso de agua dulce, Cambio del uso del suelo e Integridad de la biósfera.
El trabajo del Centro de Resiliencia de Estocolmo no solo advierte sobre los problemas centrales que afectan al planeta, también da esperanza. “Sabemos cuál es el problema y también al mismo tiempo cuáles serían las soluciones posibles. Lo tenemos a la mano”, manifestó Tobian a BBC Mundo. Se sabe que el desafío es grande y apremiante: en esta década que termina en 2030, la humanidad debe llevar por delante una transformación masiva para mantenerse en línea. No obstante, para lograr un mundo sostenible, es necesario mostrar un cambio en el estilo de vida de los individuos, esto quiere decir: comer más verduras, ahorrar energía, plantar árboles y elegir caminar, ir en bicicleta o en transporte público son medidas concretas que, según especialistas, hacen la diferencia.
L.P.C.C.