Cinco relatos de los custodios del arte ancestral peruano en Ruraq Maki

"Diferentes artesanos peruanos han reunido conocimientos que encapsulan la sabiduría de nuestras comunidades y los presentan en la muestra y venta de arte Ruraq Maki desde el 2007."

El Ruraq Maki tiene dos ediciones al año: Julio y Diciembre. (Imagen: Agencia Andina)

El Ruraq Maki es una exposición-venta de múltiples colectivos de artesanos rurales de todo el país dedicados a la alfarería, textilería, talla de madera y piedra, entre otros. Esto se llevará a cabo hasta el día 30 de julio en las salas del Ministerio de Cultura por la avenida Javier Prado 2465 en San Borja en un horario de 10:00 a 22:00 horas todos los días con un ingreso libre. 

El público podrá tener contacto directo con los artesanos, quienes con sus ventas podrán contribuir a la sostenibilidad de la producción artística tradicional peruana. Además, en esta edición julio 2023 habrá diferentes exposiciones en las cuatro salas del Ministerio de Cultura. Asimismo, habrá un ciclo de documental de patrimonio inmaterial que se exhibirá en la sala Robles Godoy, presentaciones artísticas, área gastronómica con platillos regionales y una zona de redes sociales. 

El retablo ayacuchano

Jesús Urbano o más conocido en el ámbito del arte como el Maestro del Retablo, se encarga de fabricar sus productos de retablo a través de los secretos para convertir la harina de papa blanca. Estos conocimientos fueron aprendidos a través del Caballero del Retablo y padre, Jesús Urbano Rojas. Además, considera que no existen límites para él y su arte: “Dentro del retablo se puede plasmar todo tipo de trabajo. No hay límite”, indicó.

El hombre de 68 años menciona lo importante que es para él y sus compañeros el Ruraq Maki que se viene realizando: 

“A Ruraq Maki llegan muchos conocedores del arte popular. También venimos artesanos de pueblos alejados y otros vienen de más lejos. La situación es que vendan y se vayan contentos a sus pueblos, para que quieran regresar otra vez con la misma esperanza”, comentó. 

Sus retablos ayacuchanos tienen un grado de dificultad alto en su fabricación y suele tomar tiempo en terminarlo. Según indica Jesús Urbano, su trabajo suele demorar en promedio una semana por una caja de retablo y en algunas ocasiones suele ser un mes y medio de trabajo. 

El maestro del retablo ha llevado sus cajones a siete países en distintas ocasiones. Asimismo, su rutina diaria se desarrolla en su taller ubicado en el barrio de La Libertad y no sería la primera vez que participa en el Ruraq Maki.

La mascarería altiplánica.

David Cruz proveniente de Puno tenía claro que su futuro estaba entre la artesanía y la música. Él se dedica a la mascarería altiplánica, encargándose de dar personalidad a múltiples personajes de las conocidas danzas de las morenadas, diabladas, sambos caporales, etc. 

Cruz ya había participado de un Ruraq Maki en una edición de Puno, pero es su primera vez que se encuentra en la edición limeña. Su escultura estandarte es las «siete caras», máscara coleccionista también conocida como «mi máscara de la pandemia» debido a que la realizó en época de confinamiento y demoró tres meses. Asimismo, el artesano puneño explica el éxito que está teniendo con sus mascarería altiplánica en el país: 

“Tengo clientes de todo el Perú, de Piura, Trujillo, Amazonas e Iquitos. Están bailando diablada o sambo caporal o morenada y constantemente me hacen pedidos de máscaras”, menciona.

La pintura amazónica

Ella es Lastenia Canayo García, una mujer de 60 años que se encarga de demostrar su arte a través de cuadros coloreados con pintura acrílica. Su principal rasgo es demostrar a través de sus fabricaciones inspiraciones en las plantas medicinales amazónicas y sus respectivos guardianes. 

Según indica, la artista proveniente de Ucayali suele demorar en hacer un cuadro en alrededor de dos días. Por ello, es usual verla trabajar pintando en el Ruraq Maki. Ella no descansa. 

9 años lleva la maestra shipibo-konibo perteneciendo al colectivo artesanal del Ruraq Maki. Además, ha demostrado su talento en el arte en Chile, Colombia, Brasil, México y Estados Unidos. 

Las mocheritas de Chona

La maestra Chona, Victoria Estela Palomino, se encarga de fabricar las mocheritas hechas de porcelana en frío. Proveniente de Trujillo, tiene como objetivo impulsar la tradición de sus mujeres (las mocheritas), de sus canastos de flores que siembran al voleo, de su baile, su medicina tradicional e incluso de su perro. 

Ella viene participando del Ruraq Maki desde el 2014, siendo considerada como una de las artesanas rurales más longevas de la exposición-venta. 

“El Ruraq Maki es una ventana que nos abre al futuro. Me emociona bastante esa hermandad que hay; ver tantos trabajos bonitos. Cada uno trata de rescatar lo que han dejado los antepasados”, comenta.

Tejidos del norte.

A sus 52 años, María Martha Sosa Villegas se encarga de representar a 300 productoras de su caserío Pedregal Grande, del distrito Catacaos, provincia de Piura. Enseñando a sus alumnas las técnicas del secreto del tejido, ella se encuentra por primera vez participando en el Ruraq Maki. 

“Es mi primera vez en el Ruraq Maki. Aquí, personas de diferentes provincias estamos intercambiando la cultura, el arte; aprendemos cómo hacen unos y otros. Parece que, a través de nosotros, los incas hubieran revivido. Gracias al Ministerio de Cultura (Mincul) por traernos y compartir estas culturas”, menciona. 

Su fabricación de sombreros tienden a tener un proceso largo, ella trabaja con paja de toquilla y busca todos los días que su palmera de color verde se transforme en un material blanco para elaborar los conocidos sombreros norteños que duran entre 5 a 10 años. 

“Pero si lo trabajamos cuando sale la Luna, de noche, el sombrero dura más de 10 años”, indica. 

Por último, el ingreso a pie para entrar a este evento es por la Avenida Javier Prado 2465, San Borja y en auto es por la calle Comercio, cuadra 1. El ingreso es totalmente libre y la gran mayoría de artesanos suelen aceptar ventas a través de billeteras electrónicas.