Chorrillos, 21 de mayo de 2025. A las 3:00 de la madrugada, en medio de la oscuridad y el sonido de maquinaria pesada, se desplegó un operativo que marcaría un antes y un después en la historia reciente de la playa Pescadores. Más de 350 agentes policiales, acompañados de autoridades locales, ingresaron a la zona costera para desalojar a alrededor de 50 comerciantes que ocupaban el espacio desde hace más de tres décadas.
La intervención, sin previo anuncio a los ocupantes, desató una tensa confrontación. En un intento desesperado por frenar el avance de las fuerzas del orden, uno de los manifestantes manipuló una bombarda casera que explotó prematuramente. El hombre se prendió en llamas y corrió hasta el mar para intentar apagarlas. Pese a la gravedad de la escena, fuentes locales aseguran que su estado actual es “estable”.
Las autoridades justifican el operativo alegando que los terrenos recuperados estaban siendo utilizados de forma irregular, sin permisos ni contratos. El plan municipal contempla transformar la playa en un espacio turístico: un patio de comidas, áreas verdes y zonas recreativas que, según voceros del municipio, beneficiarán a toda la comunidad.
“Es una recuperación necesaria para devolverle la ciudad a los vecinos”, expresó uno de los funcionarios encargados del operativo. “Este lugar, por años, fue tomado sin control ni fiscalización alguna”.
Sin embargo, los desalojados sostienen una versión distinta. Integrantes de la asociación de pescadores locales aseguran haber trabajado en la zona por décadas con conocimiento tácito de las autoridades. “Vivimos en la incertidumbre durante años, sin acceso a formalización ni apoyo, y ahora nos llaman invasores”, reclamó uno de los afectados mientras recogía sus pertenencias junto a un camión municipal.
Las escenas posteriores al desalojo fueron de desolación: estructuras colapsadas, carpas arrastradas por la maquinaria, y comerciantes llorando entre mesas rotas. No hubo presencia de personal de asistencia social ni alternativas inmediatas para los desplazados.
Urbanistas consultados coinciden en que este tipo de intervenciones sin planes de reinserción ni diálogo previo tienden a reforzar la brecha entre las políticas de modernización urbana y las poblaciones vulnerables. “No se trata solo de reordenar, sino de incluir”, sostienen especialistas en planificación territorial.
El fuego que envolvió al manifestante fue más que un accidente aislado: fue el símbolo de una exclusión sostenida en el tiempo. Mientras se anuncia una nueva cara para la playa Pescadores, lo que arde en Chorrillos es la ausencia de soluciones humanas ante problemas estructurales. La modernización no puede construirse sobre las cenizas de quienes durante décadas fueron invisibles.