“… El espanto que causa ese virus proveniente de China…” escribía el peruano Mario Vargas Llosa en su columna del último domingo en el periódico español «El Magnate de Literatura», en la que criticaba de manera drástica el sistema político de China y los esfuerzos para acallar las voces de denuncia en la primera fase de la epidemia de coronavirus en ese país, en referencia al doctor Li Wenliang.
Estas criticas le han granjeado al escritor un duro comunicado de la Embajada de China en Lima, que califica el artículo de “irresponsable”, y a su vez, las obras del autor también parecen haber sido censuradas temporalmente.
Así mismo, la escritora y activista tibetana, Tsering Woeser, fue una de las primeras en dar a conocer de manera pública el boicot del escritor peruano, y anunciaba desde su cuenta de Twitter que se había apresurado a comprar tres novelas de Vargas Llosa antes de que desaparecieran.
Por consiguiente, Vargas Llosa queda de esta manera dentro de la lista, cada vez más larga, de autores y productores culturales que durante un periodo más o menos extenso de tiempo han soportado la presión oficial china tras haber hecho pública alguna idea contraria al discurso oficial.
En su comunicado, la Embajada China en Lima acusa al autor de Conversación en la catedral de haber escrito en su artículo una “serie de críticas absurdas y sin fundamentos contra China”, buscando defender situación del país a la epidemia de coronavirus cuyos primeros casos se detectaron en Wuhan en diciembre.
Finalmente, “la Organización Mundial de Salud (OMS) comunicó claramente que aún no se ha logrado identificar de donde proviene el Covid-19 hasta el momento.
B.N.R.C.