Estados Unidos rechaza fundamentalmente el anuncio del fiscal del Tribunal Penal Internacional (ICC) de que está solicitando la emisión de órdenes de arresto para altos funcionarios israelíes junto con órdenes de arresto para terroristas de Hamás.
Rechazamos la equivalencia que el fiscal hace de Israel con Hamás. Es vergonzosa. Hamás es una brutal organización terrorista que efectuó una de las peores masacres de judíos desde el Holocausto y que todavía tiene cautivas a docenas de personas inocentes como rehenes, incluyendo a estadounidenses.
Es más, Estados Unidos ha sido claro desde mucho antes de este conflicto actual, que el ICC no tiene jurisdicción en este asunto. El ICC fue establecido por sus Estados parte como un tribunal con jurisdicción limitada. Esas limitaciones se arraigan en principios de complementariedad, que parecen no haber sido aplicados aquí, en la prisa del fiscal en solicitar estas órdenes de arresto en lugar de permitir que el sistema legal de Israel tenga un momento oportuno para proceder. En otras situaciones, el fiscal ha derivado las causas a investigadores nacionales y ha trabajado con Estados para darles tiempo para investigar. El fiscal no ofreció la misma oportunidad a Israel que actualmente lleva a cabo investigaciones sobre denuncias contra su personal.
También existen preguntas profundamente preocupantes respecto al proceso. Israel, a pesar de no ser miembro de ese Tribunal, estaba preparado para cooperar con el fiscal. De hecho el propio fiscal tenía programado visitar Israel tan pronto como la semana próxima para tratar sobre la investigación y para escuchar al gobierno israelí. El personal de la fiscalía tenía previsto aterrizar hoy en Israel para coordinar la visita. Israel fue informado de que el personal no tomó el vuelo casi al mismo tiempo en que el fiscal salió en televisión por cable para anunciar los cargos. Esta, y otras circunstancias, ponen en tela de juicio la legitimidad y la credibilidad de esta investigación.
Fundamentalmente esta decisión no hace nada para ayudar, e incluso podría perjudicar, los actuales esfuerzos para llegar a un acuerdo de alto el fuego que liberase a los rehenes así como impedir el aumento de la ayuda humanitaria, que son los objetivos que el gobierno de Estados Unidos continúa buscando sin cesar.