La aeronave C–130 Hercules perdió el contacto cuando volaba el área de Snowy Monaro, al sur de Camberra. El accidente dejó tres bomberos estadounidenses muertos. Este avión estaba destinado para apagar los incendios forestales que atacan al país australiano.
Las autoridades informaron que no hubo ningún sobreviviente, lo que muestra lo duro y peligroso que es el trabajo de los bomberos. Con ellos, suman 32 las personas que han perdido la vida en este siniestro incendio que aún no se puede controlar.
Tras observar que las temperaturas están alcanzando los 40 grados, se han cancelado todos los vuelos con origen y destino al aeropuerto de Camberra como medida de protección.
Por otro lado, Sídney soporta una temperatura de 41 grados con fuertes vientos y tormentas que podrían agravar la situación. La oficina Meteorológica del estado de Nueva Gales del Sur han identificado 84 focos de los cuales 40 se encuentran incontrolables.
Tom Swann, investigador del Instituto de Australia, indicó que “Australia está en las garras de un desastre climático nacional. Los impactos sociales, económicos y médicos son enormes y apenas comienzan a hacerse evidentes”.
D.P.G.
