Ataques en Crimea y misiles ATACMS: las líneas rojas de Putin que Ucrania ha desafiado

Tras superar múltiples advertencias del Kremlin durante casi tres años de conflicto, la gran incógnita es qué sucederá con el último límite: el empleo de misiles de largo alcance en territorio ruso.


Provisión de los sistemas HIMARS

Al principio del conflicto, las fuerzas ucranianas enfrentaron grandes dificultades debido a la falta de equipos militares avanzados. Mientras tanto, las tropas rusas avanzaban rápidamente hacia el este y sur del país, logrando incluso acercarse a las puertas de Kiev.

Sin embargo, la situación cambió drásticamente a mediados de 2022, cuando Ucrania recibió los sistemas de lanzamiento de cohetes HIMARS. Este suministro permitió a las fuerzas ucranianas golpear con precisión las unidades mecanizadas rusas, haciéndolas vulnerables. Como resultado, las fuerzas ucranianas lograron retomar la región de Járkov en el noreste, mientras que las tropas rusas se vieron obligadas a abandonar el norte de Jersón.

A raíz de estos avances, Moscú intensificó sus acusaciones sobre la participación activa de los países de la OTAN, especialmente Estados Unidos, en el conflicto, señalando una implicación directa de Occidente en la guerra.

Ataques a la península de Crimea

Al principio del conflicto, Crimea, que Rusia anexó en 2014, era considerada una zona segura e intocable, incluyendo su icónico puente y la base naval en Sebastopol, sede de la Flota del Mar Negro.

No obstante, en julio de 2022, Ucrania llevó a cabo su primer ataque significativo contra la infraestructura rusa en la península, específicamente contra el cuartel general de la Flota del Mar Negro. En agosto, el objetivo fue el aeródromo de Saki.

El ataque más simbólico ocurrió en octubre, cuando una explosión destruyó el puente de Crimea, un golpe militar y propagandístico crucial que evidenció las vulnerabilidades en la defensa rusa y marcó un punto de inflexión en la guerra.

Introducción de los cazas F-16

Conscientes de la superioridad aérea de Rusia, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski hizo repetidas solicitudes de aviones de combate a sus aliados occidentales. Sin embargo, durante meses, estos se mostraron renuentes a satisfacer las demandas de Kiev, a pesar de los ataques devastadores de la aviación rusa contra infraestructuras clave, como la energía de Ucrania.

Finalmente, en julio de 2023, se creó una coalición internacional para entrenar a los pilotos y personal técnico ucraniano en el manejo de los aviones F-16, fabricados en Estados Unidos. No obstante, Washington impuso la condición de que los aviones no se usarían en misiones fuera del territorio ucraniano.

Aunque algunos de los aviones F-16 ya han llegado a Ucrania, la mayoría de los más de cien cazas prometidos por países como Bélgica, Grecia, Dinamarca, los Países Bajos y Noruega no se entregarán completamente hasta 2025, según informaciones de la prensa occidental.