Un estudio con microorganismos marinos mostró la acidificación del mar por parte del choque del asteroide que desapareció a los dinosaurios. La reducción del pH del agua grabada en sus conchas.
Hace 66 04 millones de años, el asteroide de unos 10 o 12 kilómetros de diámetro impactó con la Tierra en lo que hoy es el golfo de México y la península del Yucatán. Esto liberó una energía equivalente a la de 10 000 millones de bombas como la de Hiroshima, levantando un gigantesco tsunami, volatilizando cantidades de materiales y liberando a la atmósfera miles de millones de toneladas de CO2 y sulfuros.
El científico del Centro Alemán para la Investigación en Geociencias GFZ y principal autor del estudio, Michael Henehan, dio a conocer las características de la cueva de Geulhemmerberg, en el sudeste de Países Bajos, donde quedaron claras marcas de registro fósil luego del cataclismo. Esta cueva es especialmente única porque recoge los primeros siglos después del impacto del asteroide. Conserva una amplia capa de diez centímetros de espesor que se alojó entre una serie de eventos de súper tormentas ocasionadas por las perturbaciones climáticas del impacto.
Los foraminíferos de la cueva de Geulhemmerberg atrapados en el límite K-Pg (el fin del periodo geológico del cretácico y el comienzo del paleógeno) muestran una marcada descalcificación de sus conchas.
“A menor pH, menor disponibilidad de material para hacerlas”, recuerda Laia Alegret, investigadora de la Universidad de Zragoza y coautora del estudio Laia Alegret. El estudio, publicado en la revista PNAS, muestra que tras 100 000 años de un pH estable, este bajó hasta en un 0.3. El actual está en torno al 8.3. “No es que fuera ácido sulfúrico, pero impidió en gran medida la calcificación”, añadió.
Y.O.C.
