ALEJANDRO CAPCHA HIDALGO.
Periodista.
Aristóteles, polemizando con Platón, afirmó que entre la verdad y el error existe un espacio intermedio en el que dominan la verosimilitud, la incertidumbre y la opinabilidad; es el caso de algunos problemas como, por ejemplo, los políticos o judiciales, que por su naturaleza no conocen soluciones definitivas, sino únicamente temporales y probables. En este campo queda plenamente legitimada la retórica (la técnica de la comunicación), que, favoreciendo la claridad meridiana de la exposición, evita los contrastes que nacen de la incomprensión recíproca.
Seguidamente se explican las tres etapas en que Aristóteles subdividía los procesos operativos de la retórica.
*Inventio. El arte de encontrar los argumentos permanentes. Fue la etapa más estudiada por el filósofo; de hecho, esa etapa pone el énfasis, más que las otras, en la elaboración intelectual, en la forma en que se pueden hallar las mejores argumentaciones.
La intuición de Aristóteles, que se convirtió en el fundamento de toda tradición retórica, fue que, si el discurso pretende ser irresistible, debe partir de las mismas opiniones del interlocutor. El arma más importante del orador es convencer al oyente de que debe aceptar las conclusiones porque proceden, a través de argumentos indiscutibles, de sus mismas convicciones. Por tanto, la primera etapa de cualquier práctica retórica es la tópica, la recensión de los lugares comunes (topoi en griego) los puntos generalmente aceptables o que, de todas formas, se supone que son un universalmente compartidos. En nuestros días, sigue siendo un acercamiento eficaz; por ejemplo, en el mundo de la publicidad, las Agencias de Marketing son las encargadas de esta tarea. Investigan los estereotipos sociales los modelos y los gustos dominantes, sirviéndose de sondeos y entrevistas, para poder regular, en función de estos últimos, el mensaje promocional.
Por otra parte, como observó Aristóteles un discurso que se limite a repetir lo que todo el mundo sabe corre el riesgo de ser simplemente aburrido. Para atraer la atención del auditorio, es necesario, asimismo, que sea informativo, que contenga aspectos nuevos que maravillen e impresionen. Para alcanzar este fin, son útiles la dispositio, el actio y memoria.
**Dispositio. La habilidad para estructurar la organización del discurso de forma adecuada a la oratoria.
***Actio. El arte de recitar el discurso con las técnicas verbales (dicción) y no verbales más eficaces.
****Memoria. La habilidad esencial para recordar los argumentos del discurso y su orden. A partir de esta concepción de la memoria, ha nacido (Imágenes mnemónicas).